| Capítulo 22

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Al llegar al supermercado noté que seguía serio conmigo, lo ayudé a bajar del coche y siguió caminando, esperaba que pronto se le pasara el disgusto. Al menos me habló, eso era buena señal, así que hicimos todas las compras. En uno de los pasillos había una pareja de ancianos, mientras yo buscaba unas cosas, escuché su comentario y sentí una gran alegría al ver lo que proyectábamos Win y yo, parecíamos recién casados, algo que no se me había ocurrido.

Cuando me acerqué a él lo noté como ausente mirando a la pareja, seguramente también había escuchado lo que dijeron, me moría de ganas de saber lo que pensaba al respecto y lo miré a los ojos tratando de encontrar la respuesta, le sonreí y después entrelacé mi mano con la de él, como si fuéramos novios y caminamos hacia las cajas para pagar. Íbamos de regreso a la casa y una loca idea se me ocurrió, lo deseaba tanto y debía aprovechar el que nos encontráramos solos y lejos, entonces manejé en dirección a un pequeño bosque que normalmente estaba desierto, pero como no sabía si ya se le había pasado del todo la molestia hacia mí, fingí que el auto se había descompuesto y él se lo creyó.

Vi que se acomodó en su asiento y yo hice lo mismo, empecé a jugar con mis manos, ideando la forma de acercarme a Win sin que sospechara que el auto sí funcionaba, me volteé para mirarlo y comencé a acariciar su rostro, como si tratara de grabármelo, en tanto él sostenía una de mis manos y me acerqué para besarlo, necesitaba mi dosis de su néctar, entonces él hizo algo que me enloquecía, tomar el control, y puso mi mano sobre su parte mas íntima que empecé a acariciar mientras él desabrochaba mi camisa, agradecí el haber metido un condón al bolsillo de mi pantalón.

Hice que se sentara sobre mí y nos besamos de nuevo mientras metía mis manos por debajo de su suéter para acariciar su delicada piel, después me besó el cuello, bajó a mi torso y depositó suaves besos, yo sentía como mi temperatura se elevaba y mi respiración se hacía pesada. Me desabrochó el pantalón y liberó mi miembro que ya estaba endurecido, se quitó su suéter y entonces besé su torso en tanto él deslizaba su mano por mi erección, Win desabrochó su pantalón y metí mis dedos para frotar su entrada. Jadeó y sentí como se humedecía. No pude evitar el recriminarle que trajera un pantalón tan ajustado, si llevara uno más suelto todo sería más fácil, claro que como él mismo me dijo, no había modo de que supiera que lo haríamos en el coche.

Empezó a quitarse las prendas que estorbaban mientras yo me colocaba el condón y me hizo un comentario bastante gracioso, jamás me imaginé que pensara que era el dueño de la empresa de condones, debía sorprenderle el que siempre estuviera preparado, fue un hábito que adquirí en la preparatoria y del que mi padre tenía cierta responsabilidad por su argumento sobre la prevención.

Se sentó nuevamente sobre mi regazo introduciéndose mi miembro que al instante se humedeció entre sus paredes, comenzó a moverse lentamente, llevando el ritmo de la acción, con sus manos apoyadas en el respaldo para tomar impulso, yo acariciaba sus muslos y subía hasta sus nalgas apretándoselas.

Nuestros rostros estaban unidos y nos mirábamos fijamente, percatándonos del enorme placer que sentíamos y gimiendo sin parar, yo sentía su tibio y embriagador aliento sobre mi nariz en tanto Win seguía moviéndose, ahora con mayor rapidez, nos besamos frenéticamente, entrelazando nuestras ansiosas lenguas que se rozaban deliciosamente mientras él aceleraba un poco más sus movimientos. Se separó de mi boca para enterrar la suya en mi cuello, escuchaba sus gemidos que provocaban que mi placer aumentara. Instantes después emitió un gritito y sentí como su cuerpo se agitaba llegando al orgasmo junto conmigo que ahogué el grito en su hombro.

Al pasarse al otro asiento tocó accidentalmente la bocina del coche y ambos nos reímos, de verdad era lo máximo hacer locuras y cosas prohibidas con él, mi bebé. Nos colocamos bien la ropa y era tal mi entusiasmo que encendí el auto de lo más normal y Win me miró con una gran interrogación en el rostro, así que le confesé la verdad, él me lo recriminó y se cruzó de brazos haciéndose el enojado, la única justificación que pude darle fue que me hacía perder el control y nublaba mi mente, nada era más cierto que eso, entonces él hizo un comentario gracioso y yo le seguí el juego, podría pasar el resto de mi vida encerrado con Win y sería el hombre más feliz del mundo, él insistió en que deberían encerrarle en una torre, así que no pude callarme lo que sentía.

— Y yo iría a rescatarte, ya no puedo imaginar mi vida sin ti, definitivamente me hechizaste.

Su respuesta fue colocar su mano encima de la mía que sostenía la palanca de velocidades y le sonreí, definitivamente era un ángel que había venido a sacarme del largo período de oscuridad en el que yo mismo me había sumergido. En un alto lo besé y el resto del camino fue en silencio, pero, reinaba algo extraordinario en el ambiente, no era un silencio incómodo, por el contrario, era de esos silencios que dicen más que mil palabras, Win sentía lo mismo que yo y eso me hizo sumamente feliz, sabía que en algún momento estaríamos juntos sin que nada se interpusiera.

Cuando llegamos a la casa y lo ayudé a bajar del coche no pude controlar el impulso y le di un pequeño beso en los labios, él me dijo que podrían vernos, pero yo sabía que ellos seguían ensimismados en el partido así que lo besé otra vez, ahora de manera profunda, quería fundirme en su boca, instantes después Win se separó y me dijo que no era bueno tentar a la suerte, como deseaba que de una vez por todas dejara a ese tipo para que pudiera estar formalmente conmigo.

Entramos a la casa y después él subió. Al terminar el partido Tu y yo empezamos a sacar las cosas de las bolsas para preparar la cena, Nani salió a hablar por el móvil, por la cara que puso me imaginé de quien se trataba, no era el único que mentía en esa relación. Si supiera lo que Win y yo habíamos estado haciendo estos días... Aunque quizá ni le importaría.

— Ni te pregunto porqué traes esa sonrisita en la cara, me puedo imaginar lo que sucedió, no creas que no me di cuenta que se tardaron bastante para sólo haber hecho las compras. — Dijo Tu tan acertada como siempre.

— Creo que me quiere. — Exclamé feliz y suspiré.

— Eso me da mucho gusto, ¿entonces se acabo el juego de los celos?

— Sí, muchísimas gracias amiga, ya no es necesario que estés tan cariñosa.

— Que bueno, empezaba a incomodarme el asunto, sólo espero que pronto lo deje y sea tu novio, no me gusta que seas el otro, no te lo mereces.

— Yo también lo espero Tu, es lo que más anhelo.

Más tarde Win entró a la cocina, me miró serio al verme con Hirunkit, pero yo le guiñé un ojo y la expresión de su rostro cambió. Después nos pusimos los cuatro a preparar la cena, como si fuéramos los grandes amigos. Luego cenamos, vimos una película y jugamos Jenga. Hubo un momento en el que Win entró a la cocina y lo seguí.

— Por favor, quédate esta noche conmigo, es la última que estaremos aquí, el lunes viajo muy temprano a Londres a ver lo de un nuevo hotel y regresaré días antes de la boda de Earn. — Dije en tono suplicante.

— Pero, Bright, ¿cómo me pides eso? ¿Qué quieres que le diga a Nani?

"¿Hasta cuándo iba a estar ese imbécil entre nosotros?" — pensé en tanto le sugería que discutiera con él y se fuera a dormir a la otra recámara, pero Win se negó, así que volví a suplicarle, quería dormir con él, amanecer a su lado, entonces me dijo que mejor esperaría a que se durmiera y le sonreí acariciando sus dedos, en eso entró Tu y nos soltamos, ésta se despidió y subió a su recámara.

Nota de adapta-autora:

¡Hola, bamboos!

¡Regresamos! Esta semana toca actualizar esta historia.

En fin, nos leemos pronto.

— lilybws.

Libre hasta que tú apareciste en mi vida | BrightWin | Adaptación ✔️ Where stories live. Discover now