2. Ethan, el chico de la puerta

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ASHLEY

Y ahí está él, alto, su piel es morena, viste vaqueros negros y sudadera blanca con letras negras en la espalda que dicen "Hym for the weekend life". Me acerqué más a él y le sorprendí:

–Hola, ¿necesitas algo? – le pregunté.

–Mmm hola, si venía a saludar, ¿os acabáis de mudar verdad? ‐ me saludo mientras se da la vuelta para mirarme.

Lo primero en lo que he pensado al verle fue en lo guapo que es y lo mucho que me gustan sus ojos. Son color verde esmeralda, su mirada es muy intensa. Tiene la mandíbula marcada y algunas pecas en los pómulos. Su pelo es castaño claro y un poco ondulado.

–Si, me llamo Ashley – me presente.

 

–Yo soy Ethan, encantado. Vivo en la casa de al lado, estaré dispuesto a ayudaros en lo que necesitéis, no dudéis en llamarme a mí o a mi madre.

–Muchas gracias, eres muy amable.

De repente su móvil sonó, me fije en que era su madre, Ethan no la cogió la llamada pero me dijo:

–Bueno, me tengo que ir ya, bienvenida– dijo tomando dirección a su casa.

–Hasta pronto– me despedí de él y se alejó lentamente.

Mis padres y mi hermano están sentados a la mesa esperándome para comer y yo con cara de pocos amigos les digo que no tengo hambre, pero me obligan como de costumbre. <<Cariño es por tu bien>> dicen siempre, pero no puedo, solo de pensar en las calorías que tiene me dan nauseas. Pero acepto, me siento en la mesa y como lo que puedo.

Así que cuando termino de cenar subo a mi habitación y llamo a mi mejor amiga Keyla.

 

–¿Y el chico de la puerta es guapo? –preguntó ella.

–Bueno... no está mal.

–¿No está mal o es guapo? Si estás en un pueblo nuevo perdido en medio de la nada por lo menos que haya chicos guapos –dijo riendo.

 

–Vale, sí que es guapo – admití entre dientes porque no quería decírselo. Se cómo es Keyla y pensará que me gusta porque siempre lo hace. – Por cierto, en cuatro días empiezan las clases y ni siquiera sé dónde está el instituto– la comenté intentando cambiando de tema.

–Pues pregúntale a Ethan –

Estaba obsesionada, pero tenía razón debía preguntarle, así que a la mañana siguiente lo primero que hice fue ir a su casa a preguntar cómo me había indicado Keyla.

Me abrió una mujer castaña con el pelo por los hombros de mediana edad y con los ojos marrones que supuse que sería su madre.

–Ho-Hola ven-venia por Ethan, ¿está en casa?



La señora se adentró en casa, pero no trato ni dos minutos en salir con Ethan. Les dije que como dentro de poco empezábamos el instituto si me podía decir cómo se va y él me dijo que si, que lo haría encantado. Su madre no dejaba de hacer preguntas sobre si me gustaba el pueblo y cosas así a las que yo respondí tímidamente. Por suerte Ethan me saco de allí porque creo que se dio cuneta de que me estaba empezando a sentir incomoda con todas esas preguntas.

–Mamá, nos tenemos que ir–

–Ah si, es verdad, que os lo paséis bien en el paseo– se despidió su madre.

Yo pensé que solo me daría indicaciones de como ir, pero el insistió en salir a dar una vuelta hasta el instituto lo cual fue un bonito detalle por su parte. Cuando ya nos habíamos alejado un poco más de nuestras casas se disculpó por las preguntas de su madre:

–Perdona a mi madre, le encanta hablar y suele hacer muchas preguntas, perdón si te ha hecho sentir incomoda o algo –

– No... No pasa nada, es solo que soy bastante tímida, solo eso– le dije.

En realidad, sí que me había sentido un poco incomoda, pero siempre me pasa cuando conozco gente nueva.

Ethan me comentó que se iba a celebrar una fiesta para darle la bienvenida al año escolar y no me apetecía mucho ir, pero iría, sería una forma nueva de hacer amigas supongo.

 
*  *  *

Los cuatro días pasaron más rápido de lo que lo pensaba. Sin siquiera darme cuenta estaba en videollamada con Keyla y Emma escogiendo la ropa para la fiesta de bienvenida.

–Ashley tienes que ir. –

 

–Es que no voy a encajar, me voy a sentir incomoda y encima va a haber un montón de gente...


–Si pasa algo llámame, no me importa la hora que sea. – dijo Keyla al otro lado del teléfono.

 

–Está bien iré, pero no tengo nada que ponerme, los vaqueros son informales y ni loca me pongo un vestido.

 

–Ash tienes un cuerpazo puedes ponerte lo que quieras. Ah y por cierto te he metido un vestido mío por si acaso surgía algo así.

Ya la había advertido de que no lo hiciera y ha pasado de mi como siempre.

–Eeee no pienso ponérmelo, además te dije que no me lo dieras.

Al final acepte ir a la fiesta, pero no a ponerme el vestido. No me lo pondría nunca, era super apretado, –lo que haría que se me marcase el estómago y me sienta demasiado insegura– un poco abierto por la espalda y muy corto. Ya me imagino la situación, yo entrando por la puerta, todos mirándome y después murmurando entre ellos y señalándome y riéndose a carcajadas a consta de mi físico. De que yo no estoy igual de delgada que las demás chicas, de que no tengo el abdomen plano, etc.

Ya he pasado por esa situación la conozco mejor de lo que me gustaría y no quiero volver a pasar por ello, pero Keyla no es capaz de entender que me siento muy insegura hasta con unos vaqueros, como para ponerme un vestido como ese.

Ella es todo lo contrario a mí, es muy segura de sí misma, esta cómoda con su cuerpo, tiene a medio instituto loco por ella y podría tener a los todos los chicos que quisiera. Cuando la veo no puedo evitar pensar <<Cuanto me gustaría ser como ella algún día>>

Mil razones para quererteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora