βίαιη

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I. ο δολοφόνος με το δρεπάνι

Aislamiento era un lugar sereno y melancólico, perfecto para Mikhail. Disfrutaba de aquella paz forzada luego del derrame de sangre, que calmaba su mente y enfocaba el próximo ataque. La tortura avivaba su mente de imágenes sangrientas, que impulsaba al φίδι a enorgullecerse del humano al que tomó como sirviente. 

Misha prácticamente vivía en aislamiento. En aquellas 4 paredes blancas y acolchadas, inmovilizado en su camisa de fuerza y inhibido mágicamente pasaba sus semanas ya rutinarias. No podían retenerlo ahí por siempre, mas siempre Misha provocaba una razón para volver.

Se estaban agotando de él, todo el mundo.

Excepto una curiosa pelirroja que irrumpió violentamente en su meditación. Una bandada de mariposas sujetaba un tintineante manojo de llaves, mientras que la pelirroja sujetaba firmemente una bandeja. Se aproximó al chico, con las mariposas cerrando la puerta detrás de ella.

Mikhail estaba agotado de ella.

— Vine a preguntar como estabas y el guardia me rogó por que te llevara el almuerzo. Estaba demasiado asustado de que le arrancaras otro dedo de un mordisco.

— Solo diré que se lo merecía —. Dijo Misha.

Miro irritado como la chica tomaba asiento cerca suyo, y apoyaba la bandeja en el suelo. Su sequito se dispersó, excepto por unas pocas mariposas que permanecieron a su lado.

— Como sea, gracias Kaori, ahora déjame comer.

— ¿Con que brazos? 

— Me las arreglaré.

— Nah, no puedes. Déjamelo a mi.

— Atrévete. 

— Hum... Te traigo noticias.

— Ajá.

— Solo te pasaré el chisme si comes.

— ¿Es en serio?

— Es de los buenos, créeme. 

Casi tres horas después, Kaori lo logró. Demoró una eternidad, pero finalmente lo hizo.

— Cumple.

— Hay un chico nuevo en los blancos. Tercer año, hechicero, al parecer su contrato se concretó a unos pocos días atrás.

— Pff, literalmente cosas sin importancia.

— Oye, deja de interrumpirme y cállate. Hay algo más... — dijo Kaori, haciendo una pequeña pausa organizando sus ideas — Todo apunta a que es mi medio hermano.

— ¿Tu qué...? ¿Tu mamá le fue infiel a tu padre?

— Ah, sí. Lo decía en su carta de testamento que me dejo, pero me pidió que no buscara a mi padre.

— Que se pudra en su tumba la vieja piernas abiertas.

Kaori arrugó la nariz ante el comentario tan agresivo.

— En fin, que él tampoco que mucho tenga que decir de papá. Sigo investigando, igualmente. Ah, y Göldin, la bruja, sigue insistiendo en desarmarme.

— Desarmarla a ella seria lo divertido. Empezar quitando cada una de sus hebras doradas, luego seguir con la cabeza, miles de agujas por todos lados y para finalizar exhibirla públicamente.

— Es más aterrador tu conocimiento de historia antigua que tu fantasía.

Misha sonrió como un niño pequeño, acto que sonrojó a la chica. Ni mucho sabía de él pero definitivamente recordaría su fanatismo al pasado. En realidad, Kaori se preguntaba varias veces porque seguía juntándose con Misha, temerosa a que él algún día recobrase su deuda en ella, sin embargo, la idea que él le hiciera daño se hacia cada vez más lejana.

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