Capítulo 2

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Capítulo II: ¿Buena o mala influencia?

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Ser el hermano mayor es una de las cosas más problemáticas para cualquier niño que ostente ese cargo, muchas veces no lo es tanto por el hecho de ser el hermano mayor, sino por lo que se espera de serlo. Frecuentemente los mayores sufren por la expectativa y por el hecho de que ellos siempre serán “culpables” de los llantos, las peleas y conflictos con sus hermanos menores, en ocasiones reciben menos cariño que sus hermanos e incluso le son delegadas responsabilidades que son deber de los padres, no de los niños. 

Una de las cosas en común más obvias que tenían Aegon y Jacaerys era ser los hermanos mayores. Otra de las cosas que tenían en común es que ambos odiaban eso. 

En alguna de sus charlas Aegon le comentaba que odiaba los comentarios que señalaban que, pese a ser el hermano mayor, era el que menos madurez demostraba. Él quería ser un niño, quería rasparse las rodillas, cometer errores, comer tanta azúcar que su estómago doliera y hacer enojar a su madre, pero aparentemente todos esperaban que tuviera un carácter más calmado y estudioso como Daeron o que tuviera el fuerte sentido de la responsabilidad y el deber como Aemond. 

Pero de cierta forma tenía sentido, él es el hermano menor (¿medio hermano menor?) de Rhaenyra, pero es el hermano mayor de sus otros hermanos. Era, sin duda, una posicion problemática.

Por otro lado, Jacaerys se quejaba constantemente de la actitud consentida y mimosa de Lucerys, de vez en cuando mencionaba que estaba dolido con Rhaenyra por la marcada diferencia de exigencia que ponía entre él y su hermanito. Jace amaba profunda y ciegamente a su madre, por lo que usualmente pretendía ser un alma dulce, amable, complaciente y obediente, pero supremamente sobreprotector con su gente. Aegon supo que, en algún momento de su vida, Jace se convenció de que no puede ser otra cosa, sino que perfecto, para llegar al corazón de su madre y de su padre, pero él sentía que todos sus esfuerzos eran en vano al ser consciente de que para su madre el apodo de “dulce niño” pertenecía exclusivamente a Lucerys y que para su padre Laenor, Jace parecía no ser importante, pues Lucerys sería el heredero de Driftmark. 

Aegon tenía la teoría de que, por esa razón, Jace era el consentido de Ser Harwin. Ese hombre siempre demostraba un cariño ciego e incondicional con Jacaerys, no lo presionaba para ser experto en el arte de las armas y le explicaba cada cosa con infinita paciencia, aún sin el peso de la expectativa, Jace demostraba ser excepcional en aquello por esa misma razón; no habían expectativas de que fuera bueno, por eso lo hacía por gusto, y por eso era tan bueno en ello. Eso llenaba de orgullo a Aegon.

Las veces en las que su sobrino empezaba a maldecir la notoria diferencia que tenían sus padres con Lucerys, el sólo lo alentaba diciéndole que el hijo mas estúpido era el que pasaba mas tiempo con los padres, el claro ejemplo era Helaena y Lucerys. 

Jacaerys le refuta eso, argumentando que el tiempo que pasaba la Reina Alicent regañando a Aegon era equiparable al tiempo que pasaba con Helaena. Aegon decía que era diferente, por que a él lo regañaban, no lo mimaban. Jace decía que la Reina de esa forma le expresa cariño. Aegon decía que esa forma apestaba. Jace le respondía que no todas las formas de amor son buenas, y hasta allí llegaba la conversación sobre sus problemas paternales y volvían a pavonear sobre cualquier tema, como siempre. 

Para ambos era claro que no solo encontraron en su amistad a alguien que oyera sus más profundos pensamientos, si no que al estar juntos encontraron un lugar seguro. En ellos encontraron lo que más querían en el mundo: a alguien que no les impusiera expectativas, que los apoyara y amara de manera desinteresada. 



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