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Hunter Noceda lo tenía todo listo, ya tenía la propuesta planeada, todo lo que diría lo tenía memorizado, su ropa estaba decidida junto a todo el recorrido hasta antes de la propuesta, además de que ya había comprado un perfecto regalo para ella. Todo era perfecto.

Claro, a excepción el último detalle de su maravillo plan.

Según todo lo que visualizo y analizo en todas las películas para adolescentes, una vez se hagan pareja debían besarse para sellar el trato hecho por ambos.

Pero había un pequeño, diminuto problemita.

Él no sabía besar.

Cuando se dio cuenta de ese detalle, todo su plan se vino abajo junto a él. Las películas lo retrataban como un bello momento que debía ser inolvidable, pero ¿Y si hacía de su primer beso con Emira algo horrible por su inexperiencia? De seguro para ella no sería su primer beso, había salido con unos chicos antes que él, una que otra cita con chicas según se enteró, no muchas cosas serías, otras sí; pero si ella aceptaba ser su pareja y en el momento en que la besaba hacía que se diera cuenta que no vale la pena, ella lo dejaría porque no se compara con sus anteriores besos.

O en un caso completamente dudoso, de una probabilidad de cinco por ciento, Emira no habría dado su primer beso aún y si primer beso sería con él, podría ser un terrible desastre.

Así que se hundió en su desesperación y en la tristeza de haber hecho mucho para luego darse cuenta de que no podría hacer nada.

Claro, hasta que su salvación llego.

Mientras se hundía en su depresión, su hermana menor Vee había entrado a su habitación para robarle su cargador como siempre, hasta que lo noto en su estado.

—¿Qué te sucede? No te vi tan deprimido desde que Seung Jun se murió en tu dorama.— Su hermana comento, adentrándose en su cuarto y buscando el cargador.

—¡No me hagas recordar eso! Seo Dan sufrió de la misma manera como yo, aunque sea la pareja principal estuvo junta, porque me arruinaron la otra.— Dijo, recordando los oscuros momentos en que vio Crash Landing on You, un dorama que lo destrozó por una semana entera por la muerte de su personaje favorito, además de hacer que su pareja favorita nunca estuviera junta.

—En fin, antes de que vuelvas a tu etapa oscura ¿Qué te sucede?— Preguntó, acercándose a él y sentándose a su lado. Cuando alzó la mirada logró divisar el cargador en su mano.

Hunter suspiro, se sentó con lentitud y puso su almohada en su regazo, luego procedió a agarrar su peluche de rana, llamado Sprig, y lo abrazó contra su pecho.

—Es que... ugh, sabes que me iba a declarar a Emira ¿Verdad?

—Bueno, ese "iba" me preocupa.

—La cosa es que... es vergonzoso— susurró, pero ella lo animó a seguir, así que suspiro otra vez y volvió a hablar.— Mi plan de la propuesta perfecta terminaba con un... beso. Pero... maldita sea, no sé besar.

Vee solo lo miro, no dijo nada por el momento, pero puso su mano en su hombro y le dio unas palmadas.

—No te preocupes, lo entiendo, yo también me preocupe cuando di mi primer beso con Masha, pero no será taaaan malo. Bueno, aunque tampoco es que mi primer beso haya sido memorable.

Hunter la miro, con un bufido de derrota enterró su rostro en sus manos y dio un grito ahogado, volviéndose a echar en su cama con la almohada en su rostro.

—Oye, no te lo tomes a mal lo que dije, a algunos no les interesa la experiencia como a Masha, de seguro a Emira tampoco. A menos que quieras practicar con cualquiera de tus amigas, tal vez acepten.— Había dicho con tono juguetón, para luego despedirse y salir de ahí para cargar su celular.

Pero Hunter se tomó con seriedad esas últimas palabras.

Aunque haya querido iniciar sus prácticas con una escoba y un mal dibujo de Emira, desde el momento en que su otra hermana menor, Luz, lo encontró en pleno acto de declaración con un peluche y se burló de él por el resto del mes, no se atrevería a hacerlo otra vez, especialmente cuando corría el riesgo de que ella lo encuentre otra vez.

Así que espero a la mañana siguiente, en otro día de la semana de su primer año de Universidad, dónde estaban casi todos sus amigos menos ella, pero en parte eso podría ser una ventaja, ya que no estaría distraído en sus estudios.

Hunter espero en el campus de la Universidad a la única persona que creía que podría ayudarlo, además de haber sido la primera persona en quien pensó, Willow Park.

—¡Hola Hunter!— ahí estaba, su dulce voz llamándolo, él alzó la vista y la vio sonriendo, él devolvió el acto. —¿Cómo andas?

Hablaron como era común, divagaron de su saga favorita, Frontera Cósmica, de los nuevos chismes que habían y muchas cosas más, pero él debía de preguntarle antes de que ambos se vayan a clase.

—Willow, am, hay algo que quiero decirte.— Habló con temor

Ella lo miro. —Claro ¿Qué es?

Él suspiro profundamente e hizo aquel ejercicio de respiración que Willow le enseño.

Hunter la miro y finalmente hablo: —Willow, quiero que me enseñes a besar.

Ella no dijo nada, no se movió ni parpadeo, se quedo estática pensando en si había escuchado bien, hasta que hablo.

—¿¡Qué!?

Muy bien, era momento en que Hunter usará sus tácticas para convencerla.







Besos de prácticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora