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15 de enero de 1815

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15 de enero de 1815

Para Benedict no había nada más hermoso en el mundo que su adorada Alicia. Pintarla, verla, mimarla, simplemente amarla era lo que más alegría le daba en el mundo y lamentaba que esos momentos tan bellos se vieran limitados a sus encuentros en el Jezabel, pues a pesar de que era una casa donde el arte se respiraba en cada rincón, sentía que la visitaba en un burdel.

Bajó la mirada y la encontró tranquila, con la cabeza recostada sobre su pecho, ajena a lo que él tanto le afligía. Podía ser una tontería, tal vez lo era para ella porque nunca había buscado ese tema, pero...

Quería poder amarla en el exterior.

Ella era una simple criada, tal vez no darían paseos románticos por el parque o cabalgarían por las tierras de Aubrey Hall, pero podría tenerla todo el día en casa bajo la fachada de una empleada. Claro que ella no levantaría un solo dedo y se pasaría la vida entera siendo servida como si de una reina se tratara, esperaba que con eso fuera suficiente.

—Alicia. —La llamó y ella soltó un gemido irritado. Se había quedado dormida de un momento a otro. —Amor mío. —Volvió a llamarla y se ganó un solo movimiento inconsciente. —Despierta, por favor. —La sacudió un poco más fuerte y Alicia reaccionó.

Lo primero que hizo ella fue sentarse en la cama y apartarse el largo y desarreglado cabello del rostro, cuando lo hizo su mirada se enfocó en él y le dio una pequeña sonrisa que después se convirtió en un bostezo con estiramientos incluidos. Vio a la ventana y entonces se espabiló.

—Por Dios, ¿Qué hora es? —Parecía alterada viendo el color naranja del cielo, que mostraba que el sol estaba comenzando a salir. —No... ¿Dónde está Magnolia?

—¿Magnolia? —Preguntó Benedict confundido.

—Mags... —Se corrigió meneando la cabeza, tratando de despertarse. —¿Dónde está? Ella siempre me despierta.

—Estaba exhausta, supongo que se quedó dormida en algún lugar. —Eso fue más que suficiente para que ella de un salto se bajara de la cama y corriera de un lado a otro buscando las pocas prendas que le pertenecían. —¿Entras a trabajar al amanecer?

—Debo estar en casa al amanecer. —Benedict no notó nada raro en esa aclaración, todo lo vio normal mientras ella se colocaba el vestido viejo sobre la enagua. —¿Cuánto llevas despierto?

—Un par de minutos. —Mintió sentándose en la cama para tener una mejor vista de ella, cuando en realidad quería saltar y detenerla. —¿No te gustaría tener otro empleo?

—¿De qué hablas? —Se colocó los zapatos, que tenían un agujero en la parte trasera causados por desgaste.

—Creo que podrías tener un mejor empleo conmigo... Ni siquiera sería un empleo en realidad.

—¿Empleo? —Alicia lo vio como si hubiera perdido la cabeza. —Benedict, no necesito que me mantengas. —No parecía ofendida, solo necesitada de salir corriendo de ahí lo más pronto posible.

Dreams {Benedict Bridgerton}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora