" No hagas con el amor, lo que hace un niño con su globo, que al tenerlo lo ignora y al perderlo llora."
- Pablo Neruda.
holi vengo con nueva historia, no será tan larga es un proyecto que llevo rato planeando.
La historia es enteramente mía excep...
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—¡¿Estás loco?! – exclamó exaltado el menor de los Uchihas, Izuna – ¿Por qué lo quieres torturar ahora?
— Uno, tengo ganas de romper culos, dos, se lo merece y tres, quiero desquitarme y desestresarme – hablo demasiado tranquilo – No será satisfactorio ir a la raíz, tomar un prisionero condenado a muerte, necesito hacerlo sufrir aunque sea una hora.
— ¿Y si lo matas? – cuestiono. Sabía que su hermano se estaba besuqueando con Hashirama la noche del festival, ya solo les faltaba follar y reconciliarse, aunque no sería fácil llegar, para Hashirama –.
— Pues… será una pena si el hokage ya no respira – dijo arrogante – na mentira jajajaja, solo será una tortura, dudo mucho que el Hokage, Dios los Shinobis no resista…
— ¿A darte duro como antes? – Madara soltó una sonrisa perversa –.
— ¿Quién te dijo que quiero que me folle? – preguntó en forma divertida –.
— Madara, Madara… la tensión sexual que emanan es súper fuerte y esos beso que me cuentas son un paso a qué suceda – las mejillas de Madara se calentaron pero no sé avergonzó – no tienes vergüenza jajajaja.
— Nop… – ambos rieron –.
¿Por qué están teniendo esta conversación? Pues…
Madara, se dió cuenta que no había hecho sufrir lo suficiente a Hashirama así que estaba buscando la manera para hacerlo sentir dolor, así que le llegó una idea increíble.
Torturar a Senju Hashirama, el era un profesional en la tortura y amaba ese oficio, ver las caras de dolor de los otros y ver correr su sangre era placentero, y en varios momentos exitante…
O si, el dolor excitaba a Madara ya sea propio o ajeno. No sabía el porqué, pero no le importaba la razón, le gustaba, eso era lo importante.
— ¿Cuándo lo piensas hacer?
— Que buena pregunta Izu – se aclaró la garganta. Su plan era infalible – Necesito que cuides de Obito esta noche y tal vez mañana ¿Puedes?
— Sin problemas, lo cuidare – Madara lo despeinó – ¿Que tiene contra mi cabello? – hizo un puchero –.
— Cuando eras niño te gustaba que te mostrará cariño, y si no lo hacías te enojabas – frunció el entrecejo –.
— Si como sea, ¿Dónde está Obito? – vuelve a recogerse el cabello –.
— Está dormido, anoche no durmió bien – suspiro, Obito heredó su problema de sueño, aunque se cuestionaba si eso era hereditario, nunca lo preguntó – No le des azúcar tan tarde.