I. No soy intruso.

1.4K 159 48
                                    

Dolor, no había mejor palabra para describirlo. Una agonita tan intensa que me hice gruñir cada vez que hacia un movimiento demasiado brusco.

Mientras corría como alma endemoniada hacia el departamento de un amigo, me regañaba a mi mismo por mi estupidez. <Si tan solo no los hubiera subestimado> me repetía a mismo cada que aumentaba la presión con mi mano en una enorme herida en mi costado.

¿Qué sucede? Dejarme que les explique.

Mi misión había acabado y estaba regresando a Konoha. A menos de una hora de llagar a las puertas, comencé a sentir como un grupo de al menos diez ninjas comenzaban a seguirme el paso a gran velocidad. Yo simplemente aumente mi propia velocidad esperando perderlos, despertar de todo, soy Shunsin no Shisui, la velocidad se me da bien.

Díganos que, la velocidad de mi enemigo tampoco era de subestimar. Me alcanzaron y me atacaron. Aunque logre salir casi ileso, que confíe y tuve piedad, eso último casi me mata.

Un ninja al que había dejado vivo por pena se había levantado desde su propio charco de sangre y se había abalanzado hacia mí. Por el aturdimiento, apenas logre esquivar, pero no del todo. Esa maldita katana había rascado mis costado, pasando por mi chaleco ambu como cuchillo caliente por la mantequilla. Yo maldije con todo mi rabia y obviamente devolví el ataque, aunque el mio fue fatal.

Por ese error y mi propia debilidad era que ahora corría como cachorro herido hacia la casa de uno de mis amigos de confianza.

Desde lejos pude divisar al enorme edificio color amarillento cuya pintura habia sido blanca en el pasado.

Mi felicidad salio a flote por primera vez. <Muy bien, solo será convencer a Hayate de que me ayude y no me eche como la última vez> me reí para mi mismo, risa que cambio a una mueca y quejidos por el dolor punsante de mi herida aun abierta.

Me apresure a llegar y para mi suerte la ventana estaba abierta. Me adentre en el departamento y siguiendo mis pasos, me dejé caer en el lugar donde sabía que estaba el sillón. Rápidamente me arrepenti de esa acción por dos cosas; primero porque me había dejado caer con demasiada rudeza, y segundo porque casi caigo al suelo. Con cuidado comencé a tantear donde estaba el sillón, ya que parecía ser mucho más pequeño de lo que recordaba.

Cuando estuve más cómodo, comencé a entrar en mis pensamientos mientras trataba inútilmente de calmar mi dolor. Tan ensimismado estaba, que apenas escuché el característico silbido de un kunai volando por los aires. Esquive esa cosa y me puse en pose de ataque.

Inspeccione todo el lugar con mis ojos sharingan. No podía ver más haya del oscuro lugar, pero sin duda podía sentir algo ahí, a alguien.

Un dulce sonido se esparció por el lugar, <¿Fue eso un jadeo de sorpresa?> me pregunte. Obtuve una respuesta rápida y brillante. Al instante el oscuro lugar donde estaba se había llenado de brillo, mucho brillo. Habían encendido las luces del lugar, pero en lugar de ver a un Hayate enojado como había esperado, me encontré viendo a una joven rubia en pijamas azules.

--¿Qué carajos haces en mi casa Uchiha?

Su pregunta me dejo un poco atontado.

Ahora lo notaba, y se sentía estúpido por ello. Todo el lugar, desde el color de las paredes hasta los muebles eran diferentes, incluso el olor era diferente. <¡Por kami!> me sentí obligado a hacer una mueca. Nunca había estado en un lugar con un olor tan intenso a ramen, olía tan fuerte que me quemaba la nariz.

--¿Q-qué?-- Me sentí estúpido por mi propio tartamudeo y por su mirada; parecía que estaba viendo al ser más despreciable y horrendo que jamás hubiera visto en su hasta ahora corta vida.

Problema con la Uzumaki Donde viven las historias. Descúbrelo ahora