II. Convenientes

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Justo como ella había querido, debía abandonar el departamento antes de que despertara. Así que desperté más temprano de lo usual. Apenas había podido cerrar los ojos unas tres horas antes de abrirlos de repente.

Salí de mi sueño profundo y desperté completamente cuando mis pies descalzos tocaron el frío suelo de madera. Me levante con pocas ganas y algo desorientado. El lugar no parecía ser mi casa o la casa de algún conocido. Tarde un poco en darme cuenta donde estaba.

Planeaba irme, pero al buscar mis zapatos por el piso me percate de todo el desastre que había dejado; desde hojas en el piso hasta sangre en el sillón. Por suerte para mi, el sillón estaba cubierto por una sabana de la cual me podía deshacer.

Pase la siguiente hora limpiando y deshaciendome de toda la basura. Para cuando acabe estaba exhausto y quería volver a dormir, pero no podía quedarme, primero porque no quería volver a enfrentar a la rubia, y segundo porque tenía que dar el reporte de la misión.

Por segunda vez me dispuse a irme, pero el sonido de mis tripas rugiendo atrapó todos mis sentidos. Tenía hambre. Sin pena ni vergüenza me asome a la cocina de la rubia y comencé a inspeccionar todo. Para mi sorpresa, solo había ramen, eran docenas de ramen instantáneo. Tomé uno y rápidamente lo prepare, me senté en una de las sillas de la isla de cocina y consumido todos los fideos.

Con todo mi trabajo completado y mi hambre saciada, solo quedaba ir a casa y luego al reporte de la misión. Cuando todo estuviera hecho al 100% podría volver a dormir.

Salí del departamento de la rubia, el reloj casi daría las 6:40. Llegaba tarde a dar el reporte. Me apresure lo más rápido que pude sin hacerme daño hacia el complejo Uchiha, necesitaba estar con ropa presentable al menos.

Con mi ropa habitual en lugar de los restos de mi traje ambu, fui directo a la torre hokage, donde era probable que el líder de la aldea ya estuviera esperándome.

Cruzando la entrada de aquella torre tan familiar, camine sin preocupaciones por los pasillos. Con una sonrisa boba y algo coqueta saludaba a todos, en especial a las demás. Cuando menos me di cuenta ya estaba apunto de llegar a la oficina hokage. Me acerque a la secretaria del sandaime a saludar.

--Hola, dulzura, me parece que el hokage me esta esperando, pero me gustaría que revisaras eso por mi.-- Hable usando mi tono más coqueto.

La secretaria que estaba de espaldas revisando algo en una estantería, se giro, aparentemente enojada por mis comentarios. Todo rastro de aquella mirada molesta murió en cuanto me miro.

--P-por supuesto, Uchiha-san.

Sonreí por fuera, <a veces ser un Uchiha era muy conveniente>.

Ella salio de su pequeño escritorio y fue a tocar la puerta doble de color rojizo. Vi como después de eso, la secretaria entró en la oficina del hokage y regresaba unos segundos después.

--Hokage-sama ya lo esta esperando Uchiha-san...

Asenti en gratitud y le guiñe un ojo coquetamente. No pude ver su reacción pero a juzgar por el pequeño chillido ella se había sonrojado.

Volviendo a mi postura recta, toque la puerta del hokage tres veces antes de recibir un pase. Entre en la oficina llena de libros viejos y secretos que probablemente pudieran causar una guerra. En el centro de la oficina y siendo el foco de toda mi atención estaba el hokage. Yo me arrodille en respeto a el antes de volver a mi postura y comenzar a hablar.

--Hokage-sama, he venido para informar de mi misión y entregar el reporte.- Hable lo más neutral que pude.

El sandaime me sentenció con la mirada, como si supiera algo que yo no. Instantáneamente pensé en la jinchuriki. Y empecé a sudar frío.

Problema con la Uzumaki Where stories live. Discover now