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¿Cita en el kiosco?

---Y sabes lo que me molesta, es que si ella decide volver... Yo sé que voy a caer, porque aún no la olvido ---el pelinegro llevaba un rato platicando de lo mismo, yo lo mire y asentí prestándole atención---Creo que nunca la voy a olvidar, la sigo queriendo de la misma manera.

---Tranquilo ---tome sus manos para que no se siguiera haciendo daño.

---La amo... No sé que me hizo, pero no la puedo olvidar ---suspiró.

---Berenice se pierde a un gran chico ---dije tratando de darle ánimos.

Terrence era el típico chico que aún no supera a su ex, aunque ella ya tenga pareja nuevamente.

---Busco la más mínima excusa para estar cerca de ella cada vez que la veo, quiero que me mire otra vez ---siguio.

Le di dos toquesitos en la espalda y me levanté, ya era hora de regresar al trabajo.

---¿Quien vendrá por ti? ---pregunto antes que saliera, me di la vuelta y me encogi de hombros.

Hace tres días me había mudado a mi nuevo departamento, mi auto estaba en reparación y ya no estaba viviendo con Pablo.

---Pedire un taxi ---respondí sin darle tanta importancia.

---Avisame cuando salgas, debo de hacer unas compras para la semana te puedo pasar dejando ---dijo poniéndose de pie y tomando sus cosas.

---De acuerdo, gracias ---asenti y salí, el salió tras de mi sosteniendo su café. El tiempo se nos pasó muy rápido, tanto que ni siquiera alcanzamos a almorzar.

Mil folletos se hayaban esperándome sobre mi escritorio, me acerque hasta mi silla giratoria y me senté de golpe.

---¿Necesitas ayuda, guapa? ---pregunto Nina acercándose, ¿Es que acaso no me podía dejar dos segundos sola?

---Puedo sola, muchas gracias ---trate de sonar cortante para que se fuera y me dejara.

Ella acercó una silla a mi lado izquierdo y se sentó mirándome, le di una sonrisa ladina para ocultar mi incomodidad.

---¿Dónde empezamos? ---pregunto quitándome todo lo que tenía en mis manos y empezando a revisarlos.

No respondí y empecé por mi cuenta, mi manera de trabajar y la suya era muy distinta.

---Me enteré que compraste un departamento ---trato de iniciar conversación, yo asentí con la cabeza---Sigo pensando en que debiste considerar la oferta que te propuse, así seríamos vecinas y podríamos venir al trabajo juntas.

Si supiera que fue ese el motivo por el que no lo concidere.

---Tienes razón, pero fue mi novio el que me ayudó a escogerlo ---respondí enmarcando la palabra "novio"

---Pues deberías volver a pensarlo ---sonrió ignorando todo lo que le había dicho.

La tarde paso rápido, en un abrir y cerrar de ojos Terrence tocó mi puerta señalandome su reloj de mano.

---Es hora de irnos ---dijo haciendo que me levanté contenta, Nina se puso de pie a mi lado.

---Vamonos ya ---tome mis cosas y me sujeté de su brazo obligándolo a salir.

Su auto estaba a pocos metros del estacionamiento, subimos y arrancó.

---¿Te he salvado? ---pregunto burlón, asentí de la misma manera.

---Déjame cerca de pay, necesito llevarles algo ---busque entre mis cosas unos papeles que necesitaban para cambiarme el seguro del automóvil, había perdido la otra llave y solo me quedaba una, con lo despistada que soy seguro que también la pierdo.

---Bien, sabes... Tu eres chica ---dijo dándome una mirada ligera---Mamá me dijo que le hiciera unas compras también, pero no se que comprarle.

---¿Que es lo que compras tu? ---pregunte desconcertada, el se encogió de hombros con una sonrisa.

---Mayonesa, huevos y pan ---fruncio el seño tratando de recordar---Takis, coca cola y RedBull.

Solté una carcajada ya que era lo que siempre llevaba de lonche al trabajo, todos los días debía darle parte de la mía porque el decía estar cansado de comer lo mismo.

---Pues comprale vegetales, sopas y algunas frutas ---sugerí.

Al llegar a pay le agradecí y me baje, estaba solo gracias al cielo. Camine rápido hasta donde estaba una chica que vestía una camiseta del lugar y le entregué mi permiso.

---¿Larissa? ---alguien hablo a mis espaldas, asustada me di la vuelta dándome cuenta de quién se trataba.

---¿Que tal? ---le di un beso en la mejilla saludandolo, Charles me regaló una sonrisa.

---Muy bien ahora que te veo, ¿Que haces aquí? ---pregunto mirando a mi costado.

---Dejaba un permiso para que me cambiarán la cerradura ---respondí un poco avergonzada, eso no era algo que hiciera regular.

---Veo que eres despistada ---espetó elevando ambas cejas, su risita burlona provocó un pequeño nerviosismo en mi.

---Un poco si ---me sincere, no era un poco despistada, era muy despistada.

---¿La chica despistada tiene libre algún día? Me gustaría tomarme algo con ella y charlar ---su forma tan extraña de preguntar me saco una sonrisa.

---La chica despistada dice que tiene libre este miércoles ---respondí siguiéndole el juego.

---¿Podra ella salir conmigo a las cinco? ---pregunto acercándose a mi, al tratar de alejarme choque con un auto por lo que rápido me acorraló.

---Claro que puede ---asenti recostandome, pude sentir su aliento cerca del mío.

El tomo mi cabello suelto y rebelde poniéndolo detrás de mi oreja,

---Sabes... Mi mejor amiga trabaja en el mismo lugar en el que trabajas tu ---se alejó un poco de mi, asentí y sujeté mi bolso.

---¿Cómo se llama? ---pregunte para aligerar en ambiente antes que se forme un silencio incómodo.

---Nina ---respondio, levanté mi mirada rápido un poco asustada.

Supongo que ella me tiene traumada, pero quién no lo estaría si te estuvieran siguiendo todo el día.

---La conozco ---fingí una sonrisa, aunque la detesto, pero si que la conozco.

---¿Son buenas amigas? ---pregunto, no supe que responder a eso.

---Algo así ---fruncí el seño un poco, no quería que notará mi incomodidad.

Se separo de mi al ver cómo la chica regresaba cargando mi permiso, nos regaló una sonrisa y me lo entrego.

---¿Entonces la chica acepto mi salida? ---pregunto al ver cómo guardaba todo en mi bolsa.

---Lo hizo, ella quiere saber si es posible verse frente al kiosco ---sonreí mirándolo una última vez.

---Por supuesto, frente al kiosco ---asintio despidiéndose, me di la vuelta dejándolo atrás.

Me cruce la calle y entre al gran edificio, era un lugar agradable por lo que no me arrepentía de haberme gastado todo lo que tenía ahorrado al comprarlo.

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LARISSA ―Charles Leclerc, Pedri González Where stories live. Discover now