El diario de Emma

57 6 0
                                    

—¡Mira ese chico! ¡Qué guapo!

Miré en dirección a donde Hanna apuntaba. Había un grupo de chicos bebiendo y charlando. Todos parecían estar pendientes de su conversación, menos uno. Él, castaño, con una barba de hace apenas unos días, me miraba de reojo. Tenía un vaso en la mano, y no quitó la vista de mi hasta que uno de sus amigos lo codeó.

—Y te estaba mirando —siguió Hanna y sonreí con timidez.

—Es lindo...

—Lindo se queda corto. ¿Por qué no vas a hablarle?

—¿Estás loca? ¡No!

—Anda... Tal vez sea el amor de tu vida y lo pierdes por no ir. O quizás acaben en la cama.

Reí con fuerza.

—No quiero acabar en la cama al primer día de conocer al amor de mi vida. Sería poco romántica la historia que le cuente a nuestros hijos.

—Ay, no te hagas problemas por cosas que aún no pasan. Ni tampoco en hablarle, porque viene hacia aquí —dijo, tranquila y sonriente.

—¡¿Qué...?!

—Hola —me callé en seco cuando oí esa masculina y encantadora voz detrás de mí.

Giré a verlo. O mejor dicho, a apreciarlo. Tenía los rasgos muy marcados y juraba nunca haber conocido antes un chico tan atractivo. Sus ojos eran color avellana mezclado con verde. Y esa barba tan corta me parecía de lo más atractivo y sofisticado. Todo él.

Hanna me dió un empujoncito, quitándome del trance en el que estaba e incitándome a responder.

—Hola.

Mi estómago revoloteaba como si una manada de mariposas acabara de nacer allí. No se sentía como un chico más, se sentía diferente. Como si mi corazón hubiera sabido de antemano que ese hombre me daría los días más felices de mi vida.

—¿Puedo invitarte a bailar?

—Sería una idiotez que no lo hicieras —dije y sonrió.

Ese fue el día donde todo comenzó.

Perdida [COMPLETA]Where stories live. Discover now