Prisionero de fuego y sangre parte dos.

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”Las últimas conversaciones con Aemond habían sido escasas , el mayor no hablaba mucho y el tampoco, no quería tener demasiado contacto con el hombre delante de el, pero era imposible.

Si quería saber sobre su familia si o si tenía que preguntarle a Aemond, la chica que suele ir a dejarle agua o la comida tenía prohibido contarle algo al respecto, así que su única opción era el Targaryen.

Llevaba ahí al rededor de dos meses, según lo que le digo Aemond era mucho tiempo ya , se preguntaba cómo estarían sus hermanos, su madre. El abuelo Viserys había muerto y Aegon era un pésimo Rey, en palabras de Aemond, Aegon estaba haciendo todo mal porque el trono no era algo que el realmente quisiera.

Sabía tanto y al mismo tiempo tan poco sobre todo a su al rededor, recientemente tenía la oportunidad de saber más cosas, gracias a la insistencia de Aemond por cenar juntos en la habitación del príncipe mayor.

Todas las noches sin falta cenaban juntos, en su mayoría en total silencio otras con unas cuantas frases de por medio, pero la mirada tan penetrante y oscura que Aemond le daba lo hacían sentir nervioso.

Fue educado por Rhaenyra, su madre y después Daemon, ambos se encargaron de hablarles a el y a Jacaerys sobre muchas cosas, el sexo y el placer era una de ellas, por supuesto que sabía lo que tenía y como tenía que hacerlo con una mujer, sabía a detalle lo que tenía que hacer, pero no conocía la práctica. Había empezado por conocerse a si mismo, al inicio le daba vergüenza, tal vez estaba solo en la oscuridad de su habitación pero aún así no se sentía libre de tocarse , con el pasar de los días un poco antes de cumplir los diecisiete empezó a soltarse un poco más.

Lo disfrutaba, la sensación, el tocar cada parte de su cuerpo, descubrir que era lo que la hacia estremecerse, llegar al éxtasis de la locura. Sabía que partes de su cuerpo eran sensibles, que parte se estimulaban rápido y tenía miedo.

Miedo porque podía ver el deseo en los ojos violetas de Aemond, la intensidad con la que lo veía no era por el odio que el mayor sentía, no , esa mirada era por algo más y el lo sabía.

El príncipe no tardaría en acercarse a el de esa manera, y un que pensar en la sola idea de el y Aemond juntos de esa manera debería de provocarle náuseas, sabía que no era así, en el fondo quería sentir esas fuertes, ásperas y grandes manos recorrer su cuerpo.

Tal vez no sabía cómo estar con un hombre y tal vez llevar tanto tiempo encerrado y convivir solamente con Aemond ya le estaba empezando hacer daño, porque estaba dispuesto a experimentar y hacer de todo con el príncipe, no lo quería, al menos quería creer que no, pero en el fondo empezaba a desear al hombre.

Empezaba a jugar con fuego y sinceramente estaba dispuesto a quemarse de ser necesario.

Pero no lo haría fácil no, no se lo dejaría tan fácil, tal vez empezaba a ver a Aemond de manera diferente, pero sin duda tenía que intentar escapar, a como diera lugar. Haría lo que fuera para volver con su familia, al menos lo intentaría y si seducir al mayor era lo única opción entonces lo haría, era su única oportunidad.

No lloraría ni se lamentaría por estar en esa situación, pero sin duda haría lo que sea y si en el proceso tenía el placer de estar con Aemond entonces lo haría."

Escritos sobre Lucerys y Aemond.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora