Capítulo 2

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Franco
—Un Glenfiddich —le pido a Ronan y desvío la mirada a los alrededores del club.

El equipo técnico prueba las luces y numerosos focos de colores rojo y azul despliegan resplandecientes destellos de luz. Un par de ingenieros comprueban las pantallas y los refractores y sonrío al ver a Verónica cargar a todos lados su planilla repleta de orientaciones. Discute con las bailarinas, le lanza el bolígrafo a uno de los meseros y grita a todo mundo que están haciendo un pésimo trabajo.

Verónica es una chica que trabaja para mí desde hace poco más de cuatro años. Es atractiva y bien podría ejercer de modelo. Posee un cabello rojizo natural que le llega hasta los hombros y sus ojos cafés contrastan con el negro de sus kilométricas pestañas. Es diseñadora informacional de profesión y lleva cada uno de mis futuros proyectos entre sus más importantes intereses.

—Su trago señor —Ronan deja frente a mí el whisky y asiento para luego tomar un sorbo.

—¡Verónica! —exclamo y la pelirroja se voltea exasperada. Se acomoda sus lentes y a pasos rápidos y torpes llega hasta mi posición.

—¡Lo ves, te lo dije! —suelta consternada—. A no, pero el jefe estaba seguro de que todo estaría listo para hoy ¿No que esta noche sería la apertura? —parlotea y le brindo asiento a mi lado frente a la barra.

—Relájate un poco ¿Si? Mira, solo falta organizar a los meseros y preparar a las bailarinas —le digo alzando la voz intentando superar la música y me encojo de hombros.

—¡Por supuesto! No sé si te diste cuenta, pero si yo no hubiese llegado hace tres horas esto estuviese hecho un desastre.

—Con razón te dejé a cargo.

—Dame un trago anda —suelta y me quita el Glenfiddich, le da un sorbo y hace una mueca arrugando la frente—. Jamás me había estresado tanto... ¿Cómo te sientes?

—Emocionado, este Club será mi orgullo —admito y recorro nuevamente mi local con la vista.

—Estoy totalmente de acuerdo. Oh, otro detalle, me parece que deberías buscar chicas más dotadas físicamente para la zona VIP —me recomienda y entrecierro los ojos mientras lo pienso—. A ver, las que escogiste la semana pasada no están tan mal, y hoy no tenemos tiempo para otra entrevista, pero bien podríamos preparar nuevas ofertas para la semana próxima ¿Qué te parece? —insiste y saca un espejo de su bolso de mano, se retoca los labios con un brillo rojo intenso y espera por mi respuesta.

—Sirena, dejo todo en tus manos, en cuatro días regreso a Italia y vuelvo luego con mi hermano y los papeles del Poder que me pidió mi padre —le cuento y me pongo de pie, arreglo mi traje de corte italiano y dejo un beso en la mejilla de Verónica.

—¿Ya te vas? ¿Me dejas con todo este caos? —dramatiza y le sonrío.

—Tú puedes con esto y más, confío en ti —le guiño un ojo y palmeo su hombro demostrándole mi agradecido afecto.

—¿Qué sería de ti sin esta sirena? Definitivamente nada —dice y se levanta quedando frente a mi, me arregla el cabello y se marcha contoneando sus caderas rumbo a los ingenieros para descargar en ellos todas sus exigencias.

Subo a mi Crossover y me encamino a mi apartamento ubicado en Upper West Side-Central Park. Al llegar me quito el esmoquin, luego la camisa, y me paseo por la sala mientras bebo un poco de whisky con hielo.
Es a penas las siete treinta y dos de la noche. El club Vitale será abierto a las diez, por lo que no tengo mucho tiempo libre hasta que tan esperado horario llegue. Aún así, la ansiedad que me ha proporcionado el trabajo me pide a gritos que llame a Riley. Debato internamente si invitarla a un encuentro antes de salir a la apertura y al tiempo reviso los mensajes que me ha dejado mi madre.

💃Un baile para Franco🤑✅Where stories live. Discover now