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Luca

La odiosa madre de mi hijo me hizo llegar los papeles de la tutela a primera hora del día siguiente, lo único que pedía era que lo protegiera hasta la mayoría de edad, yo quedaba como su albacea pero no iba a poder a tocar ni un Yen de lo que heredará Luca y tampoco me interesaba hacerlo.

La abogada me dio un cheque en blanco para que pusiera la cifra que quería solo por ser el seguro de vida del niño en caso de necesitarlo y también me entregó un folder donde describían diferentes propiedades, para que escogiera la que más me gustara. Pero rompí el cheque frente a ella y el folder lo lancé a la chimenea.

Por mucho que me duela decirlo Tara tiene razón, nunca he hecho nada por él, lo mínimo es que haga esto de manera desinteresada. Pero antes de firmar puse mi precio.

Poder verlo una sola vez, una última vez, no voy a mentir amé a su madre con cada parte de mi cuerpo, solo nos lastimamos, pero lo único bueno que salió de todo eso era Luca y Tara lo sabe, porque de haber querido y considerando lo fría y sin corazón que es, nunca se deshizo de él.

-¿Estás loco? Por su puesto que lo estás, todas esas porquerías que consumes te derritieron el cerebro.

Ella caminaba de un lado a otro, hablando para si misma y maldiciendome en dos idiomas diferentes.

Apenas se fue la abogada, Tara llegó a gritarme y a decirme de lo que me iba a morir solo por querer ver a mi hijo.

-También es mío Tara, si mueres y le rezo a los dioses todos los días para que eso pase, Luca se tendrá que venir conmigo ¿Crees que lo hará feliz irse con un extraño?

merda!, ¿no me digas que quieres compartir la custodia.?

No me lo había plateado, pero ya que ella pone esas cartas sobre la mesa estoy dispuesto a jugarlas.

-Si eso quiero Tara, Luca necesita un padre y el esposo muerto de su horrible madre no puedo serlo, pero yo si porque él es mío.

Solo de imaginar a mi hijo corriendo de un lado a otro en esa mansión, diciendo que su papá es el hombre de las fotografías me dan ganas de vomitar.

-No digas estupideces Sanzu, él es Takahashi Luca, no un Akashi, jamás serás su papá.

-Escuchame bien Tara, te guste o no tienes que aprender a cooperar, porque tus secretos valen más que lo míos y cuando se enteren que él es el bastardo de Sanzu Haruchiyo lo mataran, por eso tienes miedo y viniste por mi ayuda.

Su mandíbula se estaba poniendo roja de lo apretada que la tenía, su mirada parecía que echaba fuego y escupía veneno casa vez que hablaba.

Por mucho que me duela decirlo, la conozco tan bien que sé que está pensando en que tengo razón.

-No quiero a tus zorras cerca de mi hijo.

Sanzu 1 la bruja 0

-Lo que órdenes.

Ella salió del departamento, taconeando más que antes, suele pisar fuerte cuando se enoja.

Tardó media hora en regresar, entre sus brazos había un bulto envuelto en una manta color blanca, es la primera vez en más de un año que vuelvo a estar cerca de él.

-Se quedó dormido de camino acá, no quiero que lo despiertes, no le gusta.

Ella me lo pasó, cuidando que no se moviera su cabeza y sosteniendo el resto de su cuerpo con mi otro brazo.

Pobre de Tara, no imagino lo difícil que es para ella verme todos los jodidos días en la cara de este mocoso.

Las pestañas risadas, el cabello rubio muy claro, pecas por toda su cara, herencia de la bruja y sus mejillas infladas.

Blood In The WineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora