30| Cita con ardilla en el hospital 2/2 ☀️

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El otoño seguía en su rumbo, el cielo empezaba a nublarse, pero lo hacía tan lento que pensaban que sería un poco de brisa

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El otoño seguía en su rumbo, el cielo empezaba a nublarse, pero lo hacía tan lento que pensaban que sería un poco de brisa. Subían la montaña, y hasta ahora, no habían podido dejar de charlar, reían de sus historias, y platicaban de sus días por muchos minutos sin parar. Nunca fue incómodo, el silencio que muy pocas veces se colaba en sus conversaciones, siempre eran tranquilizantes y cómodos. Jamás se sintieron presionados al hablar, porque las conversaciones salían fluidas y espontáneas.

En un momento, sus manos habían empezado a rozarse, sentían escalofríos cada vez que eso pasaba, y Matthew estaba empezando a jugar con sus dedos, pero de un momento a otro, todo fue tan fluido, tan espontáneo, tan natural, que a ninguno de los dos les pareció nada raro que de pronto sus manos estuvieran entrelazadas.

Matthew lo acariciaba con su dedo pulgar. Lucien se sentía cómodo. Ni uno de los dos quería separarse uno del otro.

—¿Te gustaba administración empresarial?— preguntó Lucien.

Ya casi estaban cerca de su destino.

—Si, al principio no fue así, pero la idea de tener mi propio vino era... una meta.

—¿Al principio no querías tomarlo?

—No... era... como una obligación más que todo... digo, pensaba en ti, me prometí a mí mismo que ser un empresario me ayudaría a regresar a ti.

—¿Yo te obligué a estudiarlo?

—No, por supuesto que no, fuiste mi motivación... y estoy conforme con lo que tengo ahora.

—Conforme pero no feliz.

—Estaré feliz cuando te tenga a ti.

Lucien rio. Lo miró a los ojos.

—No sabía que eras una persona verdaderamente melosa.

Matthew sonrió.

—Lo dice la persona que le gusta los cariñitos cada cinco minutos.

Lucien rodó los ojos mientras desviaba la mirada.

—No se te olvida nada.

—No ese detalle tan importante.— Los dos rieron.

Matthew se detuvo en seco, Lucien también, miró a su alrededor. Ya habían llegado a la cima. A su derecha, había una señal de madera con el nombre grabado de esa cabaña, decía; Rinconcito. La madera estaba muy bien cuidada, aunque ya tenía algunas partes podridas por el agua. En cambio, esa gran cabaña de enfrente que se encontraba a tan solo unos metros de los dos, era preciosa. Un lindo restaurante decorado de forma hogareña, una chimenea que de ella sacaba el humo de la leña, madera existente y brillante con unos enormes ventanales y tejado triangular. Tenía una gran cúpula grande de cristal para darle luz natural por dentro, y en su tejado, paneles solares, porque era una cabaña ecológica. La rodeaba árboles rojos y naranjas, a lo lejos, montañas de un verde vivo, era un hermoso paisaje desde esa altura en la que estaban.

Matrimonio FicticioWhere stories live. Discover now