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Im Bora

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Im Bora

Caminé hasta aquella mesa, donde dos mujeres platicaban cómodamente, mientras llevaba una bandeja en las manos. Bajé un poco mi espalda, dejando el par de tazas enfrente de ellas, luego sirviendo el té. Me dispuse a solo poner una nube de leche. Estaba por irme cuándo una me habló.

—Me traes unos panecillos también, ahora.

Asentí con los ojos cerrados. Iba a girarme, cuándo la otra habló.

—Cielo, dile a Taehyun que no estoy en casa, se me olvidó avisarle.

Le sonreí a la señora Kang y me retiré, por qué la cara de enojada de la otra mujer me estaba poniendo nerviosa.

El viernes, cuándo regresé de comprar con los chicos y mi madre miró nuestros cabellos, se le salió el alma del cuerpo. No podía creerse la barbaridad, a mí nunca me había visto con ese tinte de cabello, así que me castigó con estar todo el fin de semana en el restaurante, apenas pude coger el móvil un rato para escribirle a Jungkook.

Fui hasta la cocina a lavar los platos después de dejarle los panecillos a la señora madre. Solo me faltaba limpiar un poco, ella me prometió dejarme salir a esta hora, quería ir a visitar a la señora Hye, su marido kwang estaba mejor y necesitaba ir a saludar.

—¡Hola! Sigues aquí, ¿no que te ibas?

Dejé la escoba a un costado y la miré. Sacó unos papeles de su mochila, sin prestarme atención.

—Pues, sí. Ya acabé.

Sonreí.

—¿Sabes donde está Myung? Mañana me tengo de ir de viaje a Seúl y dijo que quería que le llevase algo a mamá.

Quité mi delantal, me fui a guardarlo y regresé para ver a Min hee que seguía esperando una respuesta. La verdad es que sí sabía, pero no podía decirle a nadie. Estaba saliendo con un chico, ese que le encantaba tanto y que vino a comer hace unos días, hoy, la llevaría a cenar, espero acabe bien.

—No, lo siento. Me tengo ir, buena suerte.

Alcé mi mano, despidiéndome. Yendo hacia la puerta, escuché el grito de mi madre llamándome.

—¡Oye! ¡No regreses tarde!

Asentí y salí casi corriendo.

Dos días enteros en el restaurante, aunque no pareciera, fue un terror con la dueña echando humo por todas partes, la mujer más furiosa del mundo, era mi madre, teniendo en cuenta que vinieron clientes repelentes, y no ayudó al ambiente.

Desaté mi chaqueta que colgaba de mi cintura, hacía fresco esta noche y la camisa de tirante no abrigaba mucho. Entré mis brazos y metí las manos en los bolsillos de esta misma, donde encontré una paleta de melocotón. Quité el envoltorio con cuidado, para que no se me cayera, mientras caminaba a la casa de Hye.

MYTHOMANIA | JEON JUNGKOOK [Sinful #1]Where stories live. Discover now