Rayos

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Llegó el momento en que todos se prepararan para dormir, Sunghoon había puesto sus mantas junto a las de Sunoo, así que estaban acostados uno junto al otro.

-Tal vez también debimos combinar nuestras pijamas- habló despacio para no molestar a los demás.

-Creo que eso ya sería demasiado- se rió Sunoo.

-Por cierto, ¿quieres que volvamos a ir a la pista? la próxima semana tengo unos días libres.

-¿Ya no vas a entrenar tanto?

-No, hasta que me den los resultados de mi clasificación.

-¿De verdad? ¿Puedo ir a verte?

Sunghoon sonrió y asintió en respuesta.

-Seguro que te irá bien.

-Claro que sí, soy el príncipe del hielo- comentó.

Sunoo soltó una carcajada haciendo que uno de sus compañeros le pidiera que guardara silencio con un "shh" -¿Qué? ¿De dónde salió ese apodo?

-Mis amigos lo usan, no te rías.

-Espera, espera, te regalé un rey pingüino, casi lo adiviné, podemos decir que es un príncipe pingüino ¿no? sería como tú.

-Ese día creí que ya lo sabías, pero me dió pena preguntarte.

-Definitivamente no lo sabía pero ahora no sé qué hacer con este nuevo descubrimiento.

-Nada, ya duérmete- lo cubrió completamente con sus mantas.

-Yah, hyung, no tengo sueño.

-Si tienes- volvió a cubrirlo dejando su brazo sobre la manta para que no se moviera.

Sunoo giró para quedar frente a Sunghoon dándose por vencido -buenas noches.

Sunghoon se acercó para dejar un pequeño beso en su frente sin dejar de abrazarlo. Cerró los ojos y esperó a que Sunoo se quedara dormido para salir de la habitación, dejó su lugar y comenzó a caminar cuidadosamente entre sus compañeros que de igual forma estaban dormidos, cuando llegó afuera se colocó el abrigo de otro de sus compañeros y fue en busca de las cosas que necesitaba.

El frasco que había dejado escondido entre los arbustos con un poco de dulce estaba repleto de hormigas, entró nuevamente pero en esta ocasión se dirigió a la otra habitación de los chicos donde Ilseol lo estaba esperando, primero había pensado en hacer todo sólo pero después decidió que tal vez necesitaba un poco de ayuda así que le comentó a Ilseol ya que esos chicos lo habían molestado un tiempo y sólo se habían detenido porque los padres de Ilseol habían hablado directamente con sus padres y amenazaron con demandar. Así que cuando le dijo a Ilseol lo que había pasado con Sunoo y lo que quería hacer aceptó ayudarlo e incluso aportó unas ideas.

-¿Serán suficientes?- le preguntó en voz baja señalando el frasco que sostenía.

-Eso espero, ¿abriste sus mochilas?

Ilseol asintió y lo dejó pasar, el equipaje de ambos chicos estaba abierto y las cosas de cada uno acomodadas a un lado para volver a meterlas tal cual.

Sunghoon vertió una parte del dulce con insectos en cada una y lo extendió entre las cosas, incluso dejó los envases del dulce que había utilizado, después ambos volvieron a guardar las cosas y cerraron las bolsas, excepto por sus camisetas, las tomaron y salieron nuevamente.

Sabían que se arriesgaban al entrar y salir pero no les parecía suficiente, llevaron la ropa de los chicos y utilizaron las ramas que sabían que causaban irritación, había investigado en internet y le preguntó a uno de los encargados y al parecer Sunghoon estaba en lo correcto.

Una vez que la ropa quedó totalmente impregnada con las esencia de la hiedra volvieron a doblarlas con cuidado de no tocarlas tanto y volvieron a entrar, en el pasillo se separaron, Ilseol entró para devolver las camisetas a sus mochilas.

Sunghoon volvió a su habitación y después de asegurarse de lavarse las manos para no tener una reacción alérgica volvió a su lugar junto a Sunoo.

-¿A dónde fuiste?- le preguntó con voz somnolienta.

-Al baño.

-Mientes.

No quería decirle, no iba a involucrarlo, no lo delataría pero tampoco quería que se fuera a sentir responsable.

-Estás más dormido que despierto cariño- se acomodó junto a él y volvió a abrazarlo como había hecho antes, está vez se quedó dormido también.

A la mañana siguiente todos salieron muy animados al desayuno, Ilseol y Sunghoon intercambiaron una mirada al notar que el par de chicos que esperaban salieron con la misma ropa del día anterior.

-Hyung, ¿Qué quieres hacer primero?- lo llamó Sunoo mientras removía la fruta de su plato con su tenedor, pero sin comerse ningún pedazo.

-Comer.

-Después de eso- rodó los ojos.

Sunghoon utilizó su propio tenedor para tomar un pedazo de sandía y ofrecérselo a Sunoo -después vayamos a nadar.

Sunoo trató de tomar el tenedor pero Sunghoon lo alejó y volvió a ponerlo frente a él, así que terminó comiendo la sandía.

-Se supone que es peligroso nadar justo después de comer.

-¿Por qué? -le dió un trozo de piña está vez.

-Porque causa indigestión- seguía hablando mientras comía de forma distraída la fruta que Sunghoon le daba.

-¿No era por los calambres?

-No creo, bueno supongo que también es una posibilidad, entonces- comió una uva -mejor vamos al karaoke.

-No me gusta cantar.

Sunoo seguía tomando lo que Sunghoon le ofrecía -a mí sí.

-Está bien.

-Genial- dió pequeños aplausos y miró su plato casi vacío -estoy lleno.

-Ahora espera a que yo termine en lo que tomas tu jugo.

Sunghoon comió con tranquilidad mientras Sunoo lo veía, pocos se daban cuenta que a veces tenía ciertas situaciones con la comida, pero Sunghoon lo había hecho comer sin darle un discurso o regañarlo, lo distrajo con la conversación y simplemente comió, eso hizo que se diera cuenta de que gustar no era suficiente para definir lo que sentía por él.

Por la tarde, cuando volvían de jugar voleibol, escucharon que fuera de la casa había un gran escándalo, el profesor le pedía a sus compañeros de la otra habitación de chicos que sacaran sus cosas y las revisaran afuera.

-Pero ¿qué pasó?- se acercó a Nado, una de sus compañeras que veía toda la situación, como el resto del grupo.

-Al parecer uno de los chicos dejó comida en su equipaje y están infestados de insectos.

Sunghoon abrió mucho sus ojos y se esforzó en no sonreír cuando el par de chicos que regresaban de nadar se dieron cuenta de lo que pasaba.

Al igual que los demás vaciaron su equipaje y descubrieron el dulce y sus cosas arruinadas, el profesor les gritó y ellos estaban tan confundidos al asegurar que no recordaban haber comprado esos dulces pero no tuvo importancia. Se quitaron la ropa mojada y usaron las camisetas que habían sido frotadas con la hiedra.

No podía esperar a que su piel reaccionara, sería un viaje de vuelta entretenido.

Sunshine (sunsun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora