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La mujer a su lado derecho acomodó la cámara de forma correcta mientras Xavi estaba del otro lado con el teléfono pegado a el oído y mantenía una amena charla con quién sabe quién. Pedro estaba nervioso pues dentro de una semana empezaría el mundial, y estaban sacandole las fotos en solitario cómo los demás convocados

Había conseguido el permiso de Luis Enrique para poder realizar su propuesta apenas comenzará el mundial y estaba tremendamente emocionado, y ¿Cómo no estarlo? iba a pedirle a Pablo ser su novio y no podía estar más feliz.

— Bien, Pedri, ya tus fotos están listas, cuando acabe con los demás chicos, subire las fotos, y luego sacaré la foto grupal y es en ese entonces donde puedes ir a pedirle a Pablo formar un noviazgo, ¿quedó claro?. — una chica de cabellos castaños le explicó todo lo que tenía que hacer para la propuesta. Pedro jamás había estado tan nervioso, ni siquiera cuando su madre lo descubrió besando a su vecino cuando tenía quince años.

— Sí, gracias. -le dedico una radiante sonrisa a la chica y esta se la devolvió antes de salir del lugar y dar la señal de que podía volver a su habitación hasta que lo llamen

Ya lo habían llamado para la foto grupal  y salió de su habitación acompañado por Ferran y Ansu, quien los había acompañado pues su novio, Nico, iba a tener sus fotos solitarias ahora.

Bú!. — un chico de cabellos cenizas salió de entre unos arbustos cuando los tres chicos pasaban junto a un parque a media cuadra del lugar donde iba a ser su stage, haciendo que se asustarán.— ¡Debieron ver sus caras!. — Pedro reconoció esa risita tierna y le quitó la capucha a el chico, dejando a el descubierto el hermoso rostro de Pablo mientras reía sin parar.

Sí no fuera porque eres el futuro novio de Pedro y te quiero, te hubieras ganado una patada. — Ansu se acercó a darle un abrazo suave bajo la severa mirada de Pedri, y la risa burlona de Ferran. — Nosotros nos vamos adelantando al lugar, los esperamos ahí. — dijo cuando se separó de Pablo, recibiendo una asentimiento por parte de Pedro y una sonrisa suave por parte de Pablo, quien lucía extremadamente feliz.

Ambos vieron como los dos chicos seguían su camino hasta la zona de fotografía, la cual no estaba tan lejos, y luego se miraron entre sí con una sonrisa, solo observándose con cariño hasta que Pedro tomó la cintura de su chico de los cafés y dejó un sauce beso en sus labios de cereza, como los había bautizado hace unos días, pueslos labios del menor siempre sabían a la dulce fruta.

— ¿Qué hacías ahí? ¿Asustabas extraños y les robabas el dinero?. — habló el castaño mientras acariciaba el cabello cenizo del chico entre sus brazos.

— Nope, sólo te estaba esperando y quise hacerles una broma. — el más bajo contesto en un adorable tono que sacudió el corazón de Pedro e hizo que su sonrisa se ensanchará

Te ves tan hermoso así de feliz, quiero verte así siempre. — dejo un beso en las mejillas sonrojadas de Pablo mientras el menor reía tiernamente, volviendo a sacudir su corazón de forma violenta.

Estaré feliz siempre que estes cerca de mí, señor Pedro. — bromeó con el apodo que solía usar cuando apenas estaba empezando en el trabajo de llevarle su café a el chico del que estaba perdidamente enamorado.

Dios mío, eres tan dulce que quiero comerte las mejillas. — Pedro río y mordió suavemente las mejillas de Pablo arrancadole risitas a este.—  Mejor vamos por un helado y alcanzemos a esos tontos.

Son nuestros amigos, Pepi, no les digas tontos. — lo reprendió y tomo su mano con una sonrisa mientras empezaban a caminar en dirección a la heladería más cercana, siendo seguido por un risueño Pedro

(...)


Pablo llegó a su casa totalmente exhausto después de su entrenamiento de la tarde, sentía que todos los músculos de su cuerpo quemaban pues como su día era totalmente libre aprovecho y entreno junto a los convocados, solo quería meterse en la ducha por una hora, pero estaba tan acostumbrado a dormir en el apartamento de Pedro que se sentía un poco raro en el suyo

Todo estaba como lo dejó en la mañana y eso le incómodo un poco, pues cuando volvía después del trabajo a el apartamento de Pedro, la mayoría de la casa estaba hecha un desatre y él terminaba limpiando todo junto con un apenado Pedri

Suspiró y se quitó sus zapatos, entrando a la casa con sus pantuflas de gatitos, avanzando por su casa arrastrando los pies con una expresión de cansancio total. Ni siquiera se preocupó en comer pues había comido hot dogs con Pedro en camino a su casa, simplemente camino directo a el baño de su cuarto, preparó la bañera, busco su pijama y se metió al baño por unas horas.

Ya dentro del agua tibia con olor a jabón de manzana, cerró los ojos y empezó a pensar, dejando que su mente volará por donde quisiera y sus músculos se relajaran, pero en lo único que podía pensar era en las manos de Pedro acariciando su cabello húmedo cuando salía de bañarse, de como el mayor colocaba música relajante antes de irse a dormir y de cómo se sentaban a tomar su té para dormir mientras veían algún capítulo de Los Simpson en la cama de Pedro

Sin darse cuenta empezó a lagrimear, soltando sollozos suaves y acariciando sus propias mejillas, queriendo que fuera Pedro quien lo hacía. ¿Desde cuando se había vuelto tan dependiente del mayor? ¿Desde cuando sintió que sus latidos ya le pertenecían a Pedro?, simplemente no hallaba una respuesta a todo eso además de "amor".

Se lavó el cuerpo y el cabello, tarareando una melodía calmada, aún con las mejillas llenas de lágrimas. Salió de la bañera y se puso su bata de baño rápidamente, desesperado por escuchar a Pedro, de que él lo hiciera sentir seguro, de que aliviará todos los pensamientos revueltos que estaban empezando a formarse en su cabeza.

— P-Pepi...— sus manos solo de dirigieron solas por su teléfono y sus dedos presionaron el contacto del mayor torpemente.

— ¿Pablito? ¿Qué pasa? ¿Porque lloras?. — la voz preocupada y grave de Pedro lo hizo suspirado aliviado.

— ¿Puedes venir a mi casa? Te necesito. — susurró con un hilo de voz mientras se cambiaba y trataba de contener las lágrimitas.

— Voy en camino, bebé, sólo estate tranquilo. — escucho como la puerta de la casa de Pedro era cerrada y sus pisadas apresuradas corrían por el pasillo hasta el ascensor.

— Está bien. —dijo antes de colgar y lanzarse en su cama a llorar, estaba teniendo una crisis.

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Este capítulo es larguísimo por lo q se dividió en dos, en 10 min subo la otra parte 😉

coffe boy | pedri, gaviWhere stories live. Discover now