Quiero cambiar la realidad

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Cuando Chuuya despertó, se dió cuenta inmediatamente de que no estaba en su cama, tampoco en la enfermería de la mafia y mucho menos en una habitación de hotel caro. Principalmente, porque la cama en la que ahora habitaba recién despierto, era extremadamente dura para su espalda y ese olor a enfermería barata solo se lo adjudicaría a una persona.

Rápidamente se levantó alarmado de dicha cama en dónde yacía recostado inconsciente. Mirando a los lados se dió cuenta de que definitivamente no era el almacén anterior en dónde vivía Dazai, además, estaba seguro de que eso no existía ya, precisamente.

—¿En dónde demonios se supone que estoy?— curiosamente pensó, ayer simplemente había tenido papeleo hasta altas horas de la noche y salió tarde de la mafia directo al callejón en dónde siempre alimenta a los pequeños gatos que están ahí, lamentandolo mucho, por cuestiones tiempo no puede adoptarlos. —¿Que hora se supone que es?— Alerta decide tomar el teléfono que se encuentra en la pequeña mesa de noche, notando así un fondo de pantalla extraño para el. ¿Dazai con cosplay de Mori? Impensable.

—¿Habré tomado algo raro que el bastardo también bebió y le hicimos disfraz del jefe?— Comentaba extrañado al mismo tiempo en el que se sentaba en aquella cama rústica para su gusto.

Tomo un tiempo adaptarse al entorno, notando rápidamente que habían vendas desparramadas en la almohada, antes de ver un closet al que se acercó con cuidado, mirando lo mullido que se encontraba, al abrirlo no cabía en su asombro.

—¿Que demonios?— ¿Estaba en la habitación de Mori o algo así? ¿Su jefe tenía un fetiche con las vendas o Dazai? Estaba casi seguro de que salía con el jefe de los agentes. Porque solo se notaban trajes negros, camisetas vino y corbatas rojas dentro de aquel lugar. —si esto es una broma de mal gusto del tipo de lentes lo voy a hacer arder en el infierno— se quejaba en voz baja mientras iba a otra puerta del closet en busca de un arma.

—ahora si ¿Que demonios?— eran sus sombreros, varios sombreros y guantes ordenados tal y como era su hábito.

Al darse la vuelta pudo escuchar el teléfono sonar con fuerza en la habitación, al tomarlo vio el número agendado como "mocoso"

Decidió responder solo por mera curiosidad.

"Señor, tiene una junta importante de ejecutivos en media hora" fue lo primero que escucho, decidió guardar silencio "¿Señor?" Nada. "¿Jefe?"

Ante este nombre reaccionó — ¿Ah? ¿Tu quien eres?— no recordaba esa voz como alguno de sus subordinados, más bien, recordaba escucharla a lo lejos...

"Atsushi Nakajima, señor" se escuchó al otro lado de la línea.

Bueno, era el chico tigre del que hablaba Akutagawa a diario, bien.

¿¿Por qué se supone que le decía jefe?? ¿¿Todos se habían unido para jugarle una broma??


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Reaccionó rápidamente al sentir un golpe en su frente, viendo que no se encontraba en dónde había dormido la noche anterior. Al abrir los ojos en guardia, la respiración se le atascó en los pulmones ¿Cómo era posible? ¿El no estaba...? Si, estaba, había visto su cuerpo, era imposible.

—¿Me escuchas? ¿Estabas teniendo una pesadilla curiosa en esa pequeña cabeza?— decía el vendado con las manos en los bolsillos observando como el pequeño mafioso parecía al borde de un ataque de pánico.

Por algo Mori lo había llamado a altas horas de la noche, ese viejo ratero tramaba algo.

Aún así, miro atentamente al pelirrojo que parecía angustiado con los ojos abiertos cuál pescado. Chasqueo dos dedos frente a el para ver si decidía reaccionar por fin.

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⏰ Cập nhật Lần cuối: Feb 25, 2023 ⏰

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