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Chan observó fijamente al omega en la cama: sudado, caliente, jadeante y sobre todo; necesitado

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Chan observó fijamente al omega en la cama: sudado, caliente, jadeante y sobre todo; necesitado.

Estuvo a punto de caer, sí, por la mierda que sí. Jeongin era caliente y atractivo, eso no lo negaría, pero él no amaba a Jeongin. No iba a hacer tal cosa por un momento de calentura.

Lo miró fijamente, sus ojos completamente negros, llenos de lujuria, su alfa se removía inquieto y le repetía que ayudara a su omega.

—Iré por los supresores —habló Chan tomando la manija de la puerta.

Jeongin con el temblor en sus piernas se levantó como pudo y lo tomó del brazo.

—Chan, ayúdame. Mírame a los ojos y dime que no sabes que somos destinados.

Chan se volteó fulminándolo con su mirada.

—Esto no se trata de si somos o no, no voy a tomarte y menos en este estado. Iré por los supresores y dormiré en la sala —espetó un tanto enojado el alfa saliendo de la habitación.

El omega de Jeongin se sintió tan avergonzado, su alfa lo acababa de rechazar.

Jeongin con sus piernas temblando y su entrada escurriendo lubricante, volvió a la cama, se tiró boca abajo, tomó la almohada de Chan y comenzó a aspirar su embriagante aroma, mientras hacía una excelente fricción de su miembro contra la cama. Estaba caliente y su alfa no haría nada para ayudarlo.

Pasados unos minutos Chan ya tenía todo listo, tomó los supresores, el agua y unas compresas de agua fría para que bajara un poco más rápido el calor de Jeongin. Fue hasta la habitación, abrió la puerta y se encontró con la imagen del omega frotándose contra la cama, mientras olfateaba su almohada.

Mhgm~ ¡Oh sí~! ¡Chan! —chillaba el omega, se sentía bien y quería más, mucho más.

Llevó dos de sus dedos a su boca comenzando a lamerlos mientras se frotaba cada vez más fuerte. Estaba cegado de placer, no pensaba en que tal vez el alfa volvería y lo vería así, solo quería saciar su necesidad.

Chan no podría decir que eso no lo excitó, claro que lo hizo, pero debía ser consciente. Se armó de valor, entró a la habitación, dejó los supresores y el agua en la mesita mientras el omega disfrutaba con dos de sus dedos en su entrada y se frotaba contra el colchón. Chan salió casi corriendo, gracias al cielo el omega estaba tan ido que no logró verlo, se tumbó en el sofá y se puso una colcha encima.

—Qué madrugada tan larga —pensó el alfa, cayendo rendido en el frío sofá.

El omega abrió sus ojos lentamente, la luz chocaba intensamente contra su cara, estaba semidesnudo sobre la cama, solo tenía su camiseta de dormir

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El omega abrió sus ojos lentamente, la luz chocaba intensamente contra su cara, estaba semidesnudo sobre la cama, solo tenía su camiseta de dormir. Buscó con la mirada su pantalón, lo encontró tirado a un lado de la cama, se levantó con un leve dolor en su parte baja y los recuerdos de la madrugada llegaron a su mente.

Mierda, ¿él hizo todo eso? Tapó su cara, completamente sonrojado y se apresuró a tomar el pantalón y ponérselo, observó la cama, estaba llena de manchas de semen y su lubricante natural. Volteó rápidamente hacia la mesita de noche encontrándose con los supresores y agua, los tomó rápidamente. Sacó las sábanas y las puso en el cesto de ropa sucia y salió casi corriendo hacía su maleta, tomó un par de prendas y corrió hasta el baño.

—¡Qué puta vergüenza! —pensó el omega adentrándose al baño.

Chan recién despertaba, durmió en el duro y frío sofá, no fue tan cómodo como lo pensó, pero no quería más incidentes con el omega. Se levantó del sofá y fue directamente a la cocina, suponía que el omega estaba hambriento y, ¿cómo no? Después de todo lo que sucedió a la madrugada.

Ya terminado el desayuno y puesto en la mesa se sentó en una de las sillas esperando al omega el cual no tardó en aparecer, se veía muy hermoso a decir verdad. El alfa de Chan estaba más que feliz, su omega era hermoso, Chan se sorprendió un poco por lo pensado.

—Buenos días —habló primero el alfa, suponiendo que el omega estaría completamente avergonzado por sus acciones. La verdad a Chan no le molestaba, era muy paciente con los demás y esta vez tuvo mucha más paciencia con el omega.

Jeongin se sentó frente a él completamente sonrojado y saludó.

—Buenos días... —tomó rápidamente los cubiertos y comenzó a comer, intentando no hablar ni mirar al alfa.

Chan lo observaba curioso y decidió hablar, no le gustaba la sensación de incomodidad.

—Jeongin —habló Chan.

Jeongin levantó su cara con sus mejillas llenas de comida y lo miró indicándole que le prestaba atención.

—Sé que estás un poco incómodo por lo que sucedió en la madrugada, no quiero que te sientas así, esto le puede suceder a cualquiera y veo que tu celo es mucho más fuerte de lo común. Por favor, no te sientas así, en verdad no me incomodó ni molestó ayudarte —habló Chan tranquilo y comprensivo.

Jeongin lo miró fijamente a los ojos, su sonrisa era tan hermosa.

—Gracias, Chan, y en verdad siento mucho lo que sucedió, no sé qué le pasó a mi omega. Solo tomó control sobre mí y no supe qué más hacer —habló avergonzado el omega.

—Tranquilo, lo importante es que ya todo está bien y no pasó a mayores.

Jeongin lo pensó mucho, sus manos jugaban bajo la mesa con nervios y decidió hablar de "ese" tema con el alfa.

—Chan, sé que tú sabes mejor que nadie que somos destinados. No quiero decir que por eso debemos hacer cosas que hacen las parejas, pero tarde o temprano nuestros lobos no podrán estar lejos uno del otro y lo sabes —Jeongin habló firme y sin tartamudear, se felicitó mentalmente.

El alfa quedó completamente pensativo.

El alfa quedó completamente pensativo

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Heredero ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora