Parte 1

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Sandra entra a la oficina de Mario para contestar una llamada y encuentra el paquete que dejó Mario para Armando y estaba a punto de llevárselo para su escritorio para entregárselo a don Armando en cuanto llegara o a Betty si ella regresaba primero, pero entonces vio un atisbo del contenido y se sorprendió muchísimo, pues le pareció ver un muñeco de peluche.

Curiosa, Sandra abre el paquete y no puede evitar abrir enormemente los ojos al encontrarse con muñecos, tarjetas, diarios y hasta chocolates. Involuntariamente se le escapa una risita, pues no puede creer que su jefe, quien parece tener alergia por cualquier tipo de relación romántica, le haya dejado un paquete como este a don Armando, otro hombre igual de cínico y mujeriego que su jefe.

Sandra, vencida por la curiosidad, toma el sobre cerrado que venía junto con los regalitos y se dispone a abrirlo para ver qué es lo que tiene, preguntándose si se trata de alguna tarjeta especial o algo así. Ella había estado escuchando a doña Marcela hablar sobre una amante que tenía don Armando y todas sabían que ella estaba increíblemente preocupada por la relación de don Armando con esta mujer cuya identidad no había podido descubrir. Sin embargo, ellas siempre habían pensado que solo se trataba de un pasatiempo de don Armando, especialmente con el matrimonio tan cerca, pero nunca pensó que esta relación realmente fuera tan seria.

Estuvo a punto de abrir el sobre, sin embargo, justo en ese momento sonó su teléfono y se apresuró a contestar. Era una llamada de uno de los clientes de Ecomoda, por lo que dejó el sobre en su cajón y en su lugar sacó la agenda y se olvidó del sobre por completo.

Para cuando Betty llegó, como Sandra no había sacado el paquete con ella, sino que lo dejó en la oficina de su jefe, ya se había olvidado del sobre y el paquete, por lo que le preguntó sobre su almuerzo con doña Marcela, pero como ella no les dijo nada, lo dejaron pasar y continuaron trabajando.

Sin embargo, por la noche Sandra finalmente recordó el paquete cuando don Armando las llamó a ella y Mariana a su oficina para preguntarles si alguien había entrado a la oficina de don Mario o si alguien había abierto ese paquete.

Sandra vio a Betty y ella se veía genuinamente confundida, por lo que obviamente no sabía lo que contenía el paquete, así que le dijo que sí había visto el paquete cuando entró a contestar una llamada para su jefe, pero que lo había visto sobre el escritorio de su jefe y no se había fijado qué era ya que él no le había mencionado nada al respecto y que desde que regresaron de almorzar, no habían visto a nadie entrar a la oficina.

Esto fue respaldado por Mariana, pues ella tampoco había visto entrar a nadie y Sandra no le había comentado nada sobre ningún paquete.

Sandra se sentía muy culpable por mentirle a don Armando, pero no podía olvidar que ese paquete tenía regalitos y tarjetas, por lo que, si realmente eran para la amante de don Armando, él se enojaría muchísimo de que hubiera estado husmeando en sus cosas. Sin embargo, ahora no sabía qué hacer con el sobre, pues solo ahora recordó que lo había colocado en su cajón y seguramente por eso es que don Armando estaba preocupado.

Don Armando estaba furioso, pero también se veía preocupado y miraba a Betty y a ellas aleatoriamente, algo que le indicó a Sandra que estaba buscando algún rastro de mentira, cualquier cosa que indicara que sí habían visto el paquete, por lo que a Sandra no le quedó de otra que esmerarse más en fingir que realmente no había visto ese paquete.

Finalmente, don Armando permitió que Betty regresara a su oficina y ellas a sus escritorios, pero Sandra estaba muy nerviosa y Mariana lo notó.

- Sandra, ¿Usted vio ese paquete? -Le preguntó Mariana en voz baja cuando finalmente regresaron a sus escritorios.

- Ay, Mariana, soy una bruta -Le dijo Sandra a punto de llorar-. Alcancé a vislumbrar un peluche en el paquete y pues la curiosidad me ganó. Solo que entonces llamaron a mi teléfono ¿Se acuerda? -Cuando Mariana asintió, Sandra continuó-. Pues en ese momento yo tenía en mi mano un sobre que tomé de ese paquete, así que me olvidé por completo del paquete y regresé al escritorio, guardé el sobre en automático y saqué la agenda.

RENACER DE LAS CENIZASWhere stories live. Discover now