2. Celos

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Estaba felizmente sentado en su lugar del enorme sofá mullido de su sala de estar, tomando un café mientras veía a sus dos hijos mayores jugar y a los dos pequeños ver los dibujos en la televisión. Sonrió, sintiendo la paz y la tranquilidad de la tarde, colocando una mano en su vientre en reducción. Hacia poco más de un mes que dio a luz a su último hijo, Dio se emocionó cuando llegó en medio de la noche casi desmayándose al ver la placenta cubrir las mantas y el colchón. Tuvieron que llamar de urgencia a Jonathan y Erina para que se hicieran cargo de sus hijos para que ellos pudieran ir al hospital donde por fin expulsó de su interior a Ungalo. Ahora, por fin estaba más relajado. Ungalo, para su sorpresa, resultó bastante más calmado que Rikiel, no lloraba tanto y apenas estaba despierto la gran parte del día. Fue un poco preocupante pero, según las palabras de los médicos, era normal en algunos bebés. 

Dejó la taza de café en la mesita a un lado del sófa, se levantó con cuidado, aún tenía algunos pequeños escapes de orina y debilidad aún en las piernas. Su pequeño costó, demasiado grande para su agujero dilatado, acabando con un desgarro que aún puede sentir los puntos que le dieron. Sin embargo, con pasos cuidados, se acercó a su hijo mayor Giorno y le dio un besó en la cabeza antes de ir a la cocina donde se encontraba su esposo y Pucci.

Pucci fue muy bien recibido en la casa cuando dio a luz, quedándose con sus hijos cuando estaban en sus peores momentos. También los ayudó cuando volvieron a casa con el nuevo pequeño, haciendo la comida y los quehaceres de la casa mientras él aún estaba en reposo. Estaba muya gradecido con el chico, tan joven y con tanta disciplina, no como Dio y él que apenas podían decir una palabra sin que la anterior sea una mentira, fueron diferentes circunstancias pero era admirable. Sin embargo, por muy agradecido que estuviese con él adolescente, no le gustaba su cercanía con Dio. Es decir, estaba claro desde el primer día que se conocieron que el albino estaba interesado en su esposo, por mucho que lo intentara disimular estaba claro para sus ojos astutos y seguramente Dio sabía de los sentimientos de Pucci pero no hacia nada por pararlo o para apagar sus esperanzas. No entendía porqué, era un poco cruel para él pero no dijo nada, no podía ni iba a meterse en la relación de los dos pues apenas conocía al chico además de su nombre y de su afición religiosa.

No obstante, no le gustaba ver a su esposo tan cómodo con él. Era un sentimiento feo, como si le dieran un golpe en el estómago y el rechazo a su relación afloraba sin más, veía cuando se reían juntos por alguna broma interna, como se hablaban con mucha cercanía, como estaban siempre juntos en casa. No debía sospechar nada malo, conocía al Brando como la palma de su mano, no sería capaz de engañarlo con otros, de hecho, se aseguraba de siempre mostrar el anillo de bodas suyo y el de Robert, siempre dejaba en claro con quién estaba y a quién estaría en el futuro pero eso no evitaba que Speedwagon no se sintiera fuera de lugar cuando los veía juntos. Con un suspiro, se adentró en la cocina donde vio a su marido junto a Enrico, los dos preparando el almuerzo para todos. El ruido de la puerta al abrirse llamó la atención de Dio el cual se giró y le sonrió. 

—Hey, ¿qué haces aquí? La comida aún no está lista.

Robert se acercó al rubio menor y le besó la mejilla.

—Solo quería ver como estábais. —le sonrió a Pucci que los miraba desde su lugar—. Huele muy bien.

—Es un plato europeo, pensé que estaría bien variar. Es un plato sencillo y no pesado. —Dio posó una mano en el estómago de Speedwagon, este se sonrojó un poco—. Más ahora que tienes el estómago sensible. 

El rubio mayor sonrió un poco, asintiendo.

—Vale. Me muero por probarlo ahora.

—Tendrás que esperar unos veinte minutos más. Vuelve con los niños, nosotros nos encargamos de esto. —besó la frente del mayor—. Y no te pongas a trabajar. Debes descansar, lo sabes.

Ser cuidado así por alguien que luego es tan repelente con el resto del mundo lo hacia sentir especial, y aún más con Pucci delante, un sentimiento de satisfacción y de propiedad lo llenaron con esta muestra de amor delante del moreno que no miraba, totalmente centrado en la olla que tenía delante con los hombros caídos y la cabeza baja. Asintió y besó al Brando en los labios, algo corto pero profundo antes de salir de la cocina.

DioWagon Week 2023Where stories live. Discover now