¿Vendrás Conmigo? [Capítulo 5]

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La fría noche transcurrió tan rápido, que sentía solo haber dado un parpadeo en ese instante y ver el amanecer al siguiente. ¿El tiempo iba tan veloz? 

Tenues rayos de sol se escabullían por las rendijas de aquellas ventanas de madera, indicándome que retomara mis acciones planeadas para esta jornada.

Este es oficialmente el cuarto día desde que estoy instalado temporalmente en este poblado, gracias a la información dada por Knis, deduje parte de la historia para saciar mi curiosidad.

Los hechos ocurrieron hace aproximadamente catorce días, dos semanas para no ser redundantes. Un grupo de personas, presumiblemente esclavistas, arribaron al poblado en horas de la madrugada, y posteriormente al siguiente día, tomaron el lugar, apresando a la mayoría de los pobladores.

Según otros detalles más proporcionados, mataron a los infantes y ancianos por lo inútiles que resultaban, es por ello que se llevaron a la población media, incluyendo mayores de doce hasta los cuarenta.

Este cálculo lo saqué a partir de todos los restos hallados a los alrededores, todo esto dicho por Astra, que los examinó.

Todavía no puedo dilucidar correctamente los acontecimientos, escuchar a esa niña relatar dolorosamente cada detalle solo causaba que mi mente se inquiete y por ende, el enfado hizo lo suyo, colándose en la fórmula. Realmente me pone triste el saber por todo lo que sufrió y a pesar de ello, conserva un gran grado de estabilidad emocional, ya quisiese haber sido así cuando joven, en su lugar ya habría muerto por jugármela a lo idiota.

En fin, volviendo al asunto, tras haber saqueado el pueblo y secuestrarlos a casi todos, Knis quedó sola y se la pasó encerrada en la cabaña de dos pisos en la que actualmente nos ubicamos, no ha salido de aquí por el trauma de que vuelvan por ella, aunque es prácticamente imposible que eso ocurra, aún así, su miedo no la hace querer avanzar un paso fuera, algo de lo que mi consciencia me detenía, y eso es ayudarla a superar ese temor. Por lo que me tomé parte de estos dos días y darle la confianza necesaria para que pudiese volver a pisar el exterior, hemos mejorado bastante en ese aspecto, ahora ella puede salir un par de metros fuera de la casa, en poco tiempo ya no necesitará de mí.

Astra por otro lado, no ha parado de sugerirme que la abandone, pero es algo que no puedo hacer, está muy débil aún.

No obstante, cualquiera de las opciones la conducirán a una muerte segura, ir o quedarse, ambas son lo mismo.

Otra vez la duda me carcomía, las distintas rutas que puede tomar esta decisión solo traerán dolor.

Mi vista se quedó estática en la cama donde ella dormía plácidamente, su respiración relajada me daba la sensación de seguridad al igual que su expresión suave. ¿En verdad estaba decidido a abandonarla? Maldición, experimento un malestar en el estómago, el cual causa que este se retuerza, llamado: Arrepentimiento.

Giré, caminando algunos pasos hasta las persianas, abriéndolas ligeramente y checar rápidamente el exterior, inesperado, Astra saltó, colocándose en el marco de la ventana. Esta acción solo hizo que me sorprenda levemente, ya me había acostumbrado, o al menos eso intento, a que ella apareciera de la nada.

— ¿Tomaste una decisión? 

Otra vez la misma pregunta.

— Sí... Lo he pensado a detalle, y lo mejor sería dejarla, es inútil que la llevemos con nosotros, solo la pondría en peligro por nada. —Contesté secamente, mientras ajustaba las correas de mi hombro, preparándome.

— Respuesta sabia. —Astra bajó nuevamente, dirigiéndose a la carreta aparcada a un lateral.

Acerté a suspirar derrotista, lo hecho, hecho está.

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