❛❛𓄼 ࣪cuα𝘁𝗿𖦹❟❟🥛꒱

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─ ¿Y? ¿cómo estuvo su día?

Alma Madrigal se zampó un abundante bocado luego de lanzar la misma pregunta que hacía cada noche en la cena, y al igual que cada noche, nadie contestaba.

─ ¿Isabela? ¿alguna novedad?─ la aludida negó lentamente─ ¿Pepa? ¿Félix? ¿Camilo?─ pero ellos tampoco tenían ganas de abrirse─ ¿Dolores? ¿algún chisme jugoso?─ y finalmente Dolores, la nieta de la superaudición, fue la única que decidió contestarle a la abuela.

─ Hoy escuché a Mariano Guzmán haciendo algo muy interesante─ dijo sin rodeos. Alma abrió los ojos notablemente interesada y Camilo e Isabela también, aunque ellos estaban más bien asustados.

─ Oh, ¿y qué fue?

Camilo sólo esperaba que no fuera su día juntos o sin dudas estaría muerto.

─ Bueno... él estuvo con...

Y quizás esa no era la peor parte, si no que Camilo tendría que dejar de verse con Mariano, la única persona que lo hacía sentir normal y especial a la vez cuando todos los demás lo desechaban después de usarlo. Realmente Camilo no quería sentirse solo y utilizado de nuevo, era una sensación espantosa que le apretaba el pecho y le humedecía los ojos al recordarla, entonces ¿qué podía hacer al respecto?, Dolores estaba a punto de (probablemente) revelar su secreto, tenía que detenerla.

De ese modo, y buscando una idea sobre la marcha, sus ojos verdes se toparon con los de Isabela.

Isabela lo sabe pensó Camilo sin quitarle la vista de encima a los enormes ojos oscuros de su prima Y tampoco quiere que Dolores se entrometa después de todo Camilo no sería el único que perdería algo si su abuela se enteraba que él congeniaba con Mariano.

La pregunta era "cómo" parar a Dolores, y por suerte Camilo era excelente actuando bajo presión.

─ ¡CONMIGO! ¡MARIANO VINO A VERME!─ exclamó tapando por completo la suave voz de su hermana mayor.
Los presentes se voltearon a ver al menor preguntándose qué carajo hacían Mariano y Camilo juntos, dos jóvenes totalmente opuestos que ni siquiera tenían la misma edad.

─ ¿Disculpa?─ inquirió Alma con un claro gesto de descontento.

─ ¡S-sí!, es que... Mariano le tenía un regalo a Isabela, y como no estaba seguro de si a ella le gustaría me pidió mi opinión ya que yo pasaba por ahí─ sonrió Camilo habiendo mentido hábilmente.

─ ¡Exacto!─ agregó Isabela misma con intención de apoyar a su primo─ fue un poema, abuela, muy hermoso a decir verdad, Mariano tiene un don─ y esperaron con el aire retenido en sus pulmones a una reacción de parte de la abuela que les diera a entender que se había tragado la mentira sin un gramo de duda.

Luego de unos segundos eternos, Alma habló.

─ Oh, me alegro mucho─ sonrió después de sus palabras─ Mariano es un joven estupendo para Isabela.

Así los dos jovencitos soltaron el aire en sus pulmones y continuaron comiendo creyendo que habían esquivado una bala, sin embargo Dolores sabía la verdad y no parecía contenta.
De todas formas, ella no dijo nada más.

La cena continuó con conversaciones triviales en las que ninguno de los dos, Camilo e Isabela, se arriesgó a participar, y cuando terminaron de comer se levantaron en silencio, llevaron sus platos a la cocina y subieron a la habitación del menor para charlar lejos de oídos indiscretos. Osea, de Dolores.

─ Dios santo...─ jadeó Camilo pasándose la mano por sus rulos perfectos─ casi me desmayo por la presión.

─ Sí, ¿verdad?─ dijo Isabela y se dejó caer en uno de los sofás individuales que Camilo tenía frente a su cama─ esa escena me quitó cinco años de vida.

Ꮇaოá ᎷᎥlᎧ | MarianiloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora