Capítulo 4. Declaraciones

888 74 1
                                    

No volví a hablar con Finnick hasta que ya estábamos arriba del tren

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

No volví a hablar con Finnick hasta que ya estábamos arriba del tren. Vino a verme a mi habitación tan solo unos minutos empezado el recorrido.

—Por favor dime que no aceptaste.

No le contesté lo que quería escuchar.

—¿Hace cuánto sabes de esto? ¿Hace cuánto estás involucrado? — me senté en mi cama, en la cual hace unos minutos estaba recostada.

Frunció los labios.

—Unos años.

Solté aire en una risa.

—¿Por qué nunca me dijiste nada?

Se quedó en silencio unos segundos.

—No puedes involucrarte, Ale, es demasiado peligroso y si te descubren simplemente te matarán. — me advirtió, estaba temblando. — O peor, te llevarán al capitolio, te torturarán y te exigirán decirles todo lo que sabes. — se acercó más a mí. — Así que por favor dime que te mantendrás al margen.

—De todas formas moriremos en dos semanas.

Me miró de una manera que daba lástima, entendiendo lo que quería decir aún cuando quería con todas sus fuerzas no creerlo; pero ya no había nada que pudiera hacer.

—He aceptado. — sentí su corazón romperse. — He aceptado proteger al sinsajo cueste lo que cueste y asegurarme de que gane, incluso si eso significa sacrificarme.

Se sentó a mi lado y puso la cara entre ambas de sus manos.

—Finnick...

Intenté poner una mano en su hombro, pero se paró bruscamente.

—No Aledis, no te lo voy a permitir. — comenzó a caminar de lado a lado. — ¿Sabes lo que les llevo rogando para que no te involucren? ¿Para que te dejasen en paz?

Lo miré, no me sorprendía viniendo de él.

—Ya no tomas las decisiones por mí. — negué con la cabeza. — Ya no eres mi mentor... Y tienes que entender algo.

Me paré y me puse a su lado, solo unos centímetros.

—Se lo debo a mis papás, porque toda mi vida pensé que habían muerto por una causa sin fondo, pensé que había sido por nada y que habían sido unos idiotas por exponerse así teniendo una niña de diez años que los necesitaba. — sentí una lágrima correr por mi mejilla. — Pero ahora, ahora tengo la oportunidad de que no fuese en vano y de terminar por una vez por todas lo que por ellos tantas veces lucharon. — estaba agitada. — Y también lo hago por todo Panem, para terminar de una vez con este maldito infierno y por darle al bastardo de Snow su merecido.

Me miró fijamente, con aquellos ojos verdes que querían inundarse pero que se prohibían hacerlo. 

Y sin decir o hacer nada más, se dio media vuelta, y salió de mi habitación, cada una de sus pisadas parecían romper el piso.

GOLDEN; Finnick OdairWhere stories live. Discover now