CAPÍTULO 6: Torres sigilosas

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El sonido de unas risas la hace abrir los ojos, sentada bajo un árbol, rodeada de algunas flores, las ramas haciendo sombra, el tronco del gran árbol es cómodo. Las risas se siguen escuchando, busca el lugar proveniente. Ve un grupo de niños, en un rango de cinco y diez años, dos rubios, tres de blancos cabellos y un castaño, quién le da la espalda. Parecen jugar.

Se acerca lentamente, el niño de oscuros cabellos le es familiar, podría reconocer al pequeño, creció en ella, nació de ella, lo crió. Era su hijo. "Jace" Llamó al niño, pero ni siquiera volteó. Su niño no era así, su pequeño siempre volteaba al primer llamado y corría a sus brazos, mientras la miraba cómo sí fuera la mejor mujer del mundo.

No recibir ni siquiera una mirada la hirió.

"Jacaerys" volvió a pedir su atención, caminó un poco más colocándose detrás de su hijo con intención de tocar su hombro. De repente el castaño se levantó con entusiasmo, se giró y sonrió.

No le sonreía a ella.

Su pequeño mencionó algo que no pudo escuchar pero leyó en los labios. "Papá" Rhaenyra se tensó, la única persona a la que Jace alguna vez llamó papá fue a Harwin, su hijo era muy inteligente y unía rápidamente las pistas, jamás le confirmó aquello.

El pequeño Jacaerys corrió hasta una figura masculina de cabellos blancos, quién lo recibió con los brazos abiertos. Era extraño, porque no lograba reconocer bien a la figura de aquel hombre que vestía de rojo. Rhaenyra quiso acercarse a ambos, preguntar a su hijo porque llamaba «Papá» a alguien que no lo era. De un momento a otro, empezó a escuchar su nombre.

"Rhaenyra"

"Rhae"

"Nyra"

—¡Rhaenyra! —la voz de Alicent la trajo a la realidad, abrió los ojos por el susto. —¿Estás bien? Estabas hablando incoherencias, por eso te desperté. — dice la mujer que en un pasado fue su mejor amiga. Parece preocupada.

—Yo... Gracias —empieza a parpadear rápidamente, recorre el lugar dónde se encuentra con la mirada. Paredes grises, ventanas altas, libros llenando todo un muro, cortinas verdes colgando por los grandes ventanales. El pequeño salón que conecta a la sala del Trono, había quedado dormida revisando los últimos detalles de la boda de Jacaerys. —Solo cerré los ojos un momento. —explica mientras se levanta, tirando las notas qué estaban sobre sus piernas.

Ambas mujeres se agachan para recojer los papeles, la Targaryen sonríe para agradecer la ayuda cuándo ya se han puesto de pie, Alicent responde el gesto y junta ambas manos.

—Imagino es demasiado agotador organizar la boda de un hijo. —comenta la de rojos cabellos, Rhaenyra suspira y asiente. —Cuándo... —Alicent empieza a jugar con sus manos, señal de que está nerviosa. La reina suspira y mira a la princesa. —Cuándo Viserys anuncie oficialmente el compromiso de tu hijo y el mío, ambas podremos ayudarnos a organizar la boda. —propone. Rhaenyra no disimula la sorpresa ante esas palabras, Alicent se da cuenta y entierra sus uñas en su propia piel, la manera de auto castigarse por el atrevimiento de sus palabras. —Claro, sí gustas. Aunque también puedo pedir ayuda a mi tío en Oldtown, incluso llamaré a... —

—Está bien, podremos organizar juntas la boda de nuestros hijos. —Rhaenyra acepta, no dirá que hubiera deseado su ayuda en la organización para la boda de Jacaerys y Lianna, no tiene sentido comentar eso.

Jardín de Sangre y EsmeraldasWo Geschichten leben. Entdecke jetzt