03 | Un nuevo enemigo.

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Amaba comer.

Hasta la actualidad no había alguna comida que no me gustara.

Así que cuando pagué mi arroz con huevo revuelto, zanahoria, elote y pollo asado remojado con salsa de soya acompañado de mi licuado de kiwi la boca se me hacía agua. Una vez con el platillo en las manos caminé hacia la mesa de palma en la que se encontraban mis nuevas amigas.

Me senté entre Malúi y Dionne sin dejar pasar más segundos al tomar mi tenedor y clavar un pedazo de pollo en este.

— ¿No estás preocupada? — me cuestionó Jacklin.

Una chica de tez blanca que amenazaba con tornarse rojiza al tener que vivir en una isla tropical el resto de la carrera, cabello castaño, labios de color carmesí y unos preciosos ojos verdes.

Jacklin Fabres se había unido a nuestro reducido grupo esta mañana después de que Priya fuera a resolver una duda que teníamos sobre una tarea y Dionne descaradamente le pidiera tomarle foto al apunte, le ofrecimos juntarse con nosotras cuando notamos que estaba sola.

Las pocas horas que llevábamos de conocernos me bastaron para confirmar que era la persona más linda que había conocido, prácticamente era un terroncito de azúcar que me incitaba a querer apretarle los cachetes y llenarla de besos por todos lados.

— No — me límite a contestar y comencé a comer.

— ¿Por qué?

— Jack, hay dos tipos de procrastinadores; los que se comienzan a preocupar un día antes de la entrega — expliqué realizando un ademán hacia mis amigas y luego me apunté —. Y los que nos preocupamos una hora antes.

— Tienes que leer veinte hojas — me recordó Jacklin, o como ahora le decíamos; Jack-Jack.

Cuando Jacklin nos hizo saber que se pronunciaba como Jack-lin en lugar de Jackelin, al intentar repetirlo mi lengua se enredó haciéndome decir Jack-Jack. Ella nos confesó que le gustaba el sobrenombre porque le recordábamos a su abuela que también la llamaba así.

— Eso será una preocupación para la Arena dentro de treinta minutos — le reste importancia encogiéndome de hombros.

Tendríamos guía de buceo. Al ser la primera clase en la semana no entraríamos al agua, por ello me encontraba comiendo sin preocupación de vomitar en plena lección. Sin embargo, después de guía de buceo tendríamos modelos y análisis estadísticos. Asignatura en la cual también sería nuestra primera sesión y el maestro ya se había encargado de dejarnos un largo capítulo de introducción de la materia amenazando con que le haría preguntas respecto al texto a cada alumno presente.

— Tiene un punto — me apoyo Dionne.

— Todo el mundo es un poco flojo alguna vez en su vida, pero creo que tú exageras — puntualizó Priya y siguió con su vista en el libro.

— Lo hago desde la primaria, no lo dejare de hacer ahora.

Los siguientes minutos se pasaron volando y antes de entrar al área de la piscina de la universidad cerré el libro que Jacklin me había prestado con el tema una vez aprendido en mi mente.

Cada miembro de mi salón se encontraba parloteando entre ellos sentados en las gradas a unos metros de la inmensa piscina, hice un barrido rápido en busca de mis amigas y cuando identifique los rulos de Malúi me acerque a ellas sentándome en el espacio que Dionne le dio palmadas reservándolo para mí.

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