Infestado por un parásito llamado bebé

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Odiaba con todo su ser la agria sensación de estar enfermo. Todas las mañanas su estómago quería lucirse al máximo haciéndolo vomitar lo de la noche anterior. Tenía espasmos, mareos y muchas náuseas al alcohol. Su antes "bebida dorada" ahora sólo era "una estúpida que apestaba a cloaca" no sabe como ha soportado la sensación putrefacta en su cuerpo por tanto tiempo, han pasado tres meses y lo que lo hizo prender el foco fue esa leve curvatura en su vientre bajo.

Se consideraba demasiado guapo como para morir tan pronto.

Era tedioso estar en un hospital, perdías tiempo valioso esperando a ser llamado para hacerte unas pruebas, para luego esperar otras jodidas horas a que el doctor de turno se dignara a decirte que diablos tenías.

Ya recordaba porque lo había postergado tanto.

—Hatake Kakashi

Vio la gloria cuando supo que era el siguiente en pasar a consulta, que incluso quiso sacarles el dedo de en medio a los estúpidos que se quedaron en la sala de espera. Cuando entró al consultorio la doctora de turno ya se encontraba leyendo sus análisis y anotando una que otra cosa.

Quizás era indigestión por tanta ingesta de alcohol, que diablos sabe ni siquiera es médico, sólo quiere unos analgésicos y largarse a casa.

—No hay nada de lo cual preocuparse, todo en sus análisis se encuentra bien — sacó su pequeño recetario. —Estás esperando un bebé, felicidades. Ahora te haré un referimiento con ginecología.

Se quedó pasmado ante aquello, no sabiendo como reaccionar.

—¿Un bebé? —por plena inercia llevó sus manos hasta su vientre.

La doctora tan sólo sonrió comprensiva, asintiendo.

—Así es, un dulce bebé

Kakashi tan sólo salió con un pequeño tic en el ojo, no se detuvo a esperar su estúpido referimiento ¿¡Un bebé!? De tantas cosas que podría tener ¿Tenía que tener un jodido parásito chupándole la vitalidad y parte de sus alimentos? Debía ser una jodida broma de mal gusto.

Un bebé era como una sanguijuela, que clase de locura aguda tenía aquella mujer para llamarlos dulce

                                 •••

—¿¡Por qué no puedo!? — gritó bastante histérico, asombroso sería sino se terminará arrancando el cabello.

El doctor lo observó por un intervalo de tiempo, carraspeando su garganta.

—Escuche, le repito por tercera vez que el periodo legal para abortar es a las doce semanas, usted tiene dieciséis ¿Lo comprende? Ahora si gusta puede agendar en recepción una cita con un obstetra, se ve que a más de a un ser le hace falta el ácido fólico —murmuró por lo bajo.

Una pequeña vena relució en su frente, tragándose por completo un "al diablo su obstetra y su estúpido ácido fólico" tan sólo esbozó una sonrisa falsa y salió a pasos pesados del consultorio, agendando una cita para obstetricia y odiando por completo su vida.

¿Que diablos haría él con un bebé? Apenas sabía cuidarse solo, y claro ese era el menor de sus problemas

¿Quién era el padre?

Estaba a punto de salir de la zona de maternidad cuando un hombre de aspecto canoso corrió hasta él y lo detuvo.

—Disculpe — expresó entre jadeos. —Soy Makami, con quién agendó cita

Kakashi hizo una mueca ¿Que quería ese anciano?

—Mi colega me comentó un poco sobre lo sucedido, así que ahora estoy libre y podría revisar su estado —ladeó una pequeña sonrisa sincera.

El albino sólo alzó los hombros, de todas formas su día ya iba jodidamente mal ¿Por qué postergar lo inevitable?

El señor Makami estaba a punto de hacerle una ecografía, nunca en su vida se imaginó estar haciéndose una. Debía aceptar que el doctor tenía manos angelicales y que por su rostro se podría denotar que amaba lo que hacía, eso en cierto modo le produjo tranquilidad.

—Es muy fácil percibir a tu bebé debido a las semanas que tienes

Kakashi observó en la pantalla la imagen de lo que parecía ser un alien, el feto tenía la cabeza mucho más grande que el cuerpo y no emitía movimientos. Debe decir que verlo se sintió extrañó, porque aunque se veía de aspecto raro, se distinguía fácilmente que era un bebé, su bebé.

Incluso si era más feo que la mierda.

—Ahora escucharemos el latido de su corazón

En cuestión de segundos el consultorio se llenó de pequeños "tum tum" que retumbaban en su oído. Una pequeña lagrimita se deslizó de su ojo derecho, no sabía ni siquiera porque estaba llorando, si minutos atrás estaba discutiendo con un doctor por querer abortarlo.

Se sumió tanto en sus pensamientos que ni siquiera se dio cuenta que el señor le estaba limpiando el abdomen. Agradeció en silencio y se acomodó sus ropas, tomando asiento frente al escritorio del obstetra.

—He puesto todas las vitaminas que tendrás que tomar apartir de ahora con su horario específico. También tendrás que llevar una dieta de la cuál hablaremos en la siguiente visita, te la pondré en dos semanas si estás de acuerdo — escribió unas cuantas cosas en su recetario.

Kakashi en todo este tiempo no había expresado palabra alguna, tan sólo uno que otro asentimiento de cabeza.

—Escucha, sé que no debe ser fácil para ti aceptar algo como esto — expreso comprensivo. —Pero debes saber que yo seré parte fundamental de tu proceso, así que más que tú doctor seré tu amigo, cualquier duda o inquietud que tengas no dudes en decírmelo

—Lo tendré en cuenta

¿Que se supone que haría ahora?

Qué diablos ¿Un bebé? |Obikaka|Where stories live. Discover now