19-Una Payasa con un Sueño

7 0 0
                                    

Victoria y Venus despertaron amarradas de manos y pies y amordazadas, dentro de una jaula de hierro, la cual tenía varios papeles entre sus rejas, vieron por sus alrededores y parecían estar en un vagón de tren. Las paredes y el techo eran de color verde, sus pisos eran de madera pulida, habían cajas de madera en una esquina y había algo de paja esparcida por el lugar. Venus usó su intangibilidad para liberarse de sus ataduras y le quitó las cuerdas de las manos a Victoria.

—Es hora de la graciosa huida, Victoria —dijo Venus, yendo a atravesar la jaula.

—¡Venus espera! —advirtió Victoria, pero ya era tarde.

Venus salió disparada por un rayo de energía nada más al intentar atravesar la jaula, de inmediato Victoria fue a socorrerla.

—Es inútil, son unos sellos especiales los cuales inhiben habilidades mágicas —explicó, ayudándola a levantarse del suelo—. Ni siquiera puedo utilizar mi Energía Kundalini para realizar algún hechizo elemental.

—Todo esto es necesario, lamentándolo mucho, señoritas —dijo una voz misteriosa.

De entre las sombras, un ser demoniaco apareció. Su cabello era blanco, tenía cuernos de cabra, ojos rojos y alas de murciélago, vestía un atuendo muy antiguo de payaso y su mirada era fría, analítica y serena, incluso en sus palabras no parecía mostrar ninguna otra cosa que buenos modales.

 Su cabello era blanco, tenía cuernos de cabra, ojos rojos y alas de murciélago, vestía un atuendo muy antiguo de payaso y su mirada era fría, analítica y serena, incluso en sus palabras no parecía mostrar ninguna otra cosa que buenos modales

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—¡¿Eros?! —exclamó Venus, asombrada.

—Es bueno volver a verte —saludó

—¿Lo conoces? —preguntó Victoria.

—Era un íncubo de tercera generación que vivía en mi zona, poco antes de que fuera enviada al infierno —explicó frunciendo el ceño— ¿Por qué trabajas para Lady Eris?

—Es mejor trabajar en este circo que vivir afuera, donde un montón de gente busca acabar con mi vida —respondió apretando el puño, pero en su voz aún se percibía paz—. No lo supiste en aquel momento, pero el año de 1720 fue el peor año de mi vida y desde entonces, mi rencor por los humanos solo ha incrementado a medida que pasan las décadas. Mi telepatía es una habilidad bastante útil para Lady Eris.

—¡Así que fuiste tú quien nos delato! —acusó Venus, mostrando sus colmillos vampíricos.

—No es nada personal Venus, es simplemente mi deseo de proteger mi propia supervivencia —dijo mientras abandonada el vagón—. Ella hablará con ustedes en un rato.

En Venecia, eran ya como las seis y media de la mañana. Erick Nostradame se encontraba en el baño de la casa que alquilaba, su respiración era rápida y entrecortada, su visión se tornaba borrosa y lo único que escuchaba era un zumbido sumamente fuerte. El secuestro de Victoria y Venus le estaba afectando y tenía miedo que algo malo les pasara por su culpa, porque aquella operación fue idea suya, fue su gran fracaso y no podría perdonarse si sus amigas resultaban lastimadas.

LAS EXTRAÑAS VIVENCIAS EN LA MANSIÓN NOSTRADAMEWhere stories live. Discover now