Dioses AU

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El Olimpo era un lugar sagrado en donde los dioses pasaban la mayor parte de su tiempo y vida. Juzgando y criticando la mortal vida de los humanos, mientras que con la inmortalidad que poseían vivían plácidamente.

Entre los placeres que más disfrutaban eran las bebidas alcohólicas, fiestas, festines, banquetes, guerras entre naciones mortales, alabanzas y una de las más importantes.

El placer carnal y el alto libido que poseían.

-¡Esa fue una baja muy letal para Troya! -exclamo sorprendido uno de los dioses más antiguos con el poder absoluto sobre la guerra, destrezas físicas y masculinidad.

-Era algo obvio, no habría motivos justificables para recibir un regalo de tus enemigos -le respondió el dios sentado a su lado, dominador en el conocimiento medicinal y químico. Unos dones muy contrarios.

-¡Oh vamos Kuroo! -reprochó su acompañante con quien observaba las múltiples masacres que se estaban viviendo- La idea no fue nada mala, ahora mira como todos corren -apuntar desde los cielos siempre fue más fácil que vivir aquellos momentos, aún que para un Dios como Bokuto, aquello no era más que una simple pelea de niños.

-Lo único que sé es que estaré escuchando súplicas todas las noches por familiares que ya están muertos -tomó una de las uvas del festín y la disfrutó dulcemente.

-¿Sabes lo que haré yo toda la noche? -pregunto pícaro mientras seguía observando el mundo humano.

-¿Bajarás y engañaras a una doncella? -pregunto como si la respuesta fuese obvia.

-Algo mejor que eso -dejó de observar el hueco entre las nubes y camino hasta el sillón morado en donde estaba su amigo- Buscaré a alguien aquí en el Olimpo.

-¿Aquí? Siempre eras de los que bajan al mundo humano -respondió confundido pero sin mucho interés, seguía disgustando las frutas que tenía.

-No esta vez -sonrío y arreglo su vestimenta que consistía en una gruesa tela que pasaba por encima de uno de sus hombros y se dejaba caer a lo largo de su cuerpo. Tenía un grueso cinturón de cuero al rededor de su cintura, marcando su figura y dejando a la vista la mayoría de sus músculos.

-¿Que harás? -pregunto con duda antes de volver a comer una de las verdes frutas.

-Veré quien es capaz de soportarme por días -la mente contraria supo a lo que se refería y también tenía entendido que el dios de la guerra estaba flechado por uno de los dioses del Olimpo, por lo que no le quitaría la vista hasta cumplir su cometido.

-¿Días? Ya entiendo porque no bajas a donde los humanos, matarías a cualquiera -siguió hablando pero su compañero ya se encontraba algo lejos- solo espero que no haya problemas por aquí -susurró a sus adentros.

Por otro lado el Dios de la guerra y masculinidad se encontraba caminando entre nubes intentando encontrar al dulce dios de la sabiduría y literatura.

Lo había conocido hace algunas noches, en el santuario donde muchos iban a recibir las ofrendas que los humanos les daban.

La primera vez que lo vio estaba sentando en el borde de la fuente que rebalsaba el agua desde su punto más alto, dándole un marco angelical al concentrado Dios.

ʙᴏᴋᴜᴀᴋᴀ ᴡᴇᴇᴋ (1 ᴀʟ 7 ᴅᴇ ᴍᴀʀᴢᴏ 2023)Where stories live. Discover now