Capítulo O1

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Lisa sabía que no debía correr con un bebé en brazos, pero, en su propia defensa, no estaba corriendo. Sólo... Iba a paso acelerado.

Le gritó al bus para que se detuviera, teniendo suerte, y le agradeció al conductor una vez subió al vehículo, aunque trató de ignorar la mirada grosera que le dirigió. Muchas personas solían mirarla de esa forma, así que ya se había acostumbrado. A medio mundo le parecía muy horrible que una omega de su edad ya tuviera una cachorrilla en sus brazos.

Lisa se abrió paso por el angosto pasillo del bus, sentándose en un asiento vacío, y dejó caer a un lado el bolso cargado con sus cuadernos y cosas que Hae podía necesitar, llamándole la atención a su pequeña bebé de más de un año.

Haerin hizo sonar su chupete, el ruidito haciendo que Lisa sonriera. La llevaba cargada en ese canguro negro, que sus amigas le regalaron unos meses atrás y era de gran ayuda cuando debía salir con el bebé, o tenía casos de emergencia como ese.

Liberó un par de feromonas suaves para la bebé, que chupó el juguete con más fuerza, contenta, y Lisa acarició su cabello mientras observaba por la ventana, reconociendo el camino hacia la universidad.

Con diecinueve años, Lisa estaba viviendo su primer año universitario gracias a ser una madre soltera, que quedó preñada cuando sólo tenía diecisiete años de edad, en su último año de preparatoria. Un accidente, como calificó tantas veces, pero del que tuvo que hacerse cargo sin ayuda alguna, porque el padre de Haerin desapareció apenas se enteró de eso. Lisa se atrasó con sus estudios debido a dicha situación, logrando terminarlos sólo el año pasado, pero estaba satisfecha por cómo iba avanzando. Era muy complicado, considerando que debía cuidar de una bebé pequeña, trabajar y estudiar al mismo tiempo, aunque eso no iba a impedir que lograra conseguir sus sueños.

Lisa quería sacar su título de profesora de pre-escolar, ¡siempre le llamó la atención eso! Sobre todo, cuando Hae nació.

Suspiró con algo de cansancio, viendo la hora y percatándose que iba bien para su primera clase de ese día. Por lo común, Haerin era cuidada por su niñera, una beta llamada Momo, pero la chica le llamó una hora antes para decirle que no podría ir porque su papá tuvo un accidente, así que estaba en el hospital con él. Lisa se vio muy complicada por eso, no era de llevar a su bebé a la universidad, ya que muchas veces podía quedarse más tiempo de lo que previó y no quería que su cachorrita la pasara mal allí.

En medio de toda esa urgencia, pensó en llamar a alguna de sus amigas para que la cubriera, pero luego llegó a la conclusión de que, quizás, no sería necesario. Ese día, para su propia fortuna, tenía sólo dos clases, y ambas eran en la mañana, sólo debía llevar un cambio de ropa para Hae en caso de emergencia, sus pañales, algún que otro juguete con el que entretenerla y su papilla.

Llegó unos minutos después al campus universitario, bajándose con su bebita, acomodada en su canguro, y caminó hacia la Facultad de Educación, ignorando las miradas que varios estudiantes y profesores le dirigieron.

Que imbéciles.

Aunque, de pronto, un pensamiento inseguro apareció: ¿y qué tal si el profesor no querría un bebé allí metido? ¿Qué tal si le decía que debía irse de la clase? Lisa lo haría, por supuesto, pero tratando de no lucir humillada por tan vergonzosa situación.

Sus nervios aumentaron cuando se dio cuenta de que esa clase era con la profesora Kim, que les impartía Neurociencia y Estimulación Infantil. Era muy estricta en todo, desde el hecho de comer en el salón hasta llegar tarde, además de ser escrupulosa con sus informes y exámenes. Era una de las materias más difíciles de la carrera, les dijeron cuando entraron.

Dudó un momento antes de entrar al salón, pero decidió arriesgarse. No perdía nada, ¿cierto?

Para su fortuna, la profesora no había llegado y se sentó en un pupitre que quedaba en la orilla del pasillo, así le sería más fácil salir en caso de emergencia. Algunos de sus compañeros la saludaron, haciéndole arrullos al bebé, que no los tomó mucho en cuenta, e hizo sonar su chupete cuando Lisa se sentó y se quitó el canguro. Lo dejó en el asiento a su lado, junto a su bolso, sentando a Hae en sus rodillas para que estuviera más cómoda.

Way back home | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora