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Aún podía recordar ese día.

Fue un viernes, donde sus ánimos de vivir estaban por el subsuelo y solamente quería dormir hasta el mes siguiente. Estaba retardado, alrededor de una hora retardado, pero no le importaba, cursaba su segundo año de Negocios Internacionales y definitivamente no tenía ganas de correr al aula.

Literalmente se levantó de su cama porque Pete entró a su habitación y le jaló de los pies diciéndole que debía irse a la universidad. Pete era la alarma de la familia, lo volvió a confirmar cuando se dirigió al baño con pasos pesados y vio a Vegas abrir la puerta, dejando ver su rostro somnoliento y cabello revuelto.

—¿Vas a la universidad?— susurró con voz ronca.

—Voy tarde— respondió.

—Mh, yo igual— Vegas salió del baño y le palmeó el hombro.—Suerte.

Luego de una hora, estaba bajando de su auto y dirigiéndose a su clase. Y en la entrada fue cuando lo vio.

Luchaba con su bolso de tela en su hombro, su estuche con lo que parecía ser una guitarra sobre su espalda y con unas hojas en su mano, tratando de leer con sus ojos entrecerrados.

Ralentizó sus pasos, pasando delante de él, quién fruncía sus labios en un puchero. Sintió su corazón detenerse un momento cuando el chico levantó su vista y lo miró con grandes ojos.

—P', P', ¿puedes ayudarme?— el chico se le acercó rápidamente, regalándole una sonrisa que abultó sus mejillas.—Estoy algo perdido y no hay personas aquí. ¿Puedo molestarte por un momento?

Macau asintió, carraspeó y le sonrió como respuesta, su pulso acelerándose un poco por lo hermoso que era ese chico.

—Claro. Tengo todo el tiempo que necesites.

El chico de cabellos ondulados y ojos brillantes soltó una risa que le hizo mirarlo como un idiota.

—Soy Porchay— se presentó, haciendo un esfuerzo sobrehumano con sus cosas para mantener el equilibrio y le tendió la mano.—Un placer.

—Macau. El placer es mío— anunció.—¿En qué puedo ayudarte?

—Estoy perdido, llegué tarde porque mi hermano mayor se quedó dormido y por ende yo también, así que no tuve tiempo de desayunar y estoy un poquito mareado, quiero saber con quién puedo hablar para entregar mis papeles y que me asignen un aula — habló Porchay, su voz cargada de energía y Macau estaba concentrado en su linda sonrisa.— Realmente no recuerdo, yo vine hace unas semanas, pero ahora son las inscripciones y me siento como un poco perdido. ¿Crees que podrías ayudarme, P'?

El mayor asintió.

—Podríamos ir a la oficina de administración, pueden resolver tus dudas, después podría ir a hablar con tu tutor y explicarle la situación, irías a tus clases— habló Macau.—Luego...

Se detuvo al ver a Porchay contar cada cosa que decía con sus dedos, como si estuviese memorizándolo, luciendo tan jodidamente tierno.

—¿Luego?— preguntó Chay, al notar que dejó de hablar.

—Luego, podría invitarte a comer algo, ¿qué te parece?

Porchay alzó otro dedo y susurró lo que Macau dijo, para después abrir sus ojos y mirarlo con emoción, la sonrisa permanente en su rostro haciéndose más grande.

—Me parece muy bien, tengo taaanta hambre— el menor rió suavemente y tomó a Macau del codo, acercándose a su lado.—Te sigo, P'.

Con cualquier otra persona, Macau se hubiese alejado como si su toque quemará, porque además, tomaría ese acto de cercanía como una falta de respeto por ser prácticamente desconocidos, pero con Porchay, se sintió como un total y completo idiota afortunado.

be my boyfriend [MacauChay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora