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Los días pasaron con normalidad, los fuertes dolores en el vientre ya no atacaban a Jimin, lo cual el castaño agradeció, si normalmente no soportaba al Omega, menos lo iba a hacer cuando estaba histérico.

Ambos dormían profundamente. Ese día estaban más cansados de lo habitual, recorrieron más territorio del que diariamente harían en busca de cazar el alimento del día y al llegar tuvieron que arreglar una de las ventanas ya que está no cerraba correctamente, podrían haberla dejado de esa forma y comer antes pero para no arriesgarse a estar a merced de otro depredador, tuvieron que olvidarse de sus estómagos por un par de horas.

Jungkook se removió incómodo. Sentía demasiado calor, algo inusual considerando que estaban en otoño, casi invierno. Se dió la vuelta apartando de un tirón las mantas, suspirando de alivio cuando la frialdad del ambiente llegó a su cuerpo.

Intentó volver a dormir pero nuevamente, había algo que no lo dejaba tranquilo. Somnoliento y malhumorado se sentó en la cama, restregando sus manos en su rostro, observo al omega durmiendo frente a él y luego dirigió su mirada a toda la habitación. Quería encontrar la razón de su inquietud pero comenzaba a dudar sobre si su mente le jugó una mala pasada.

Jodido cerebro, duerme de una vez.

Gruño cansado y se dejó caer en la cama con un brazo cubriendo sus ojos. Convencido, se rindió y dejó sucumbir al sueño, se dió la vuelta y ahogó un suspiro llenando de aire sus pulmones.

De forma inmediata sus ojos se abrieron hasta el tope y se irguió de golpe con la respiración errática. Sus sentidos, su sistema, todo su ser fue invadido por una intensa, densa y abrumadora escencia que no era desconocida en los absoluto.

Toda la habitación apestaba al aroma de Jimin.

No podía sentir siquiera una pizca de su propio aroma, las cuatro paredes estaban impregnadas con la escencia de Chocolate amargo y Caramelo, como si la presencia del pelinegro fuera la única inquilina en esas cuatro paredes.

Definitivamente no era una buena señal.

Se levantó de un salto y camino con intranquilidad hacia el otro extremo de la cama donde descansaba el omega. De golpe y sin siquiera pensarlo le arrebato las mantas dejando libre una ola de feromonas que lo impactó con rudeza, haciéndolo trastabillar hasta casi caer. Sus fosas nasales picaron y sintió su visión nublarse de forma momentánea, jodidamente le pegó duro.

—Maldición...— Murmuró mareado.

Tuvo que sostenerse de algo al instante para no caer de pie. Todos sus sentidos estaban activos y sus articulaciones tensas, lo peor de todo es que las feromonas estaban comenzando a afectarlo y no solo a él.

—¿Q-que demonios es esto?— Gruño, tomando respiraciones por la boca.

Jimin, ajeno a la situación, frunció el ceño y se removió inquieto al no sentir el calor que la manta le proporcionaba. Sin abrir los ojos, tanteo con una mano las superficie del colchón buscándola, soltó algo parecido a un gruñido cuando no la encontró y se sentó refunfuñando, obligándose a levantar los párpados para buscar su preciada manta.

—¡Ah! ¡¿Que mierda haces ahí?!— Grito al girar y encontrarse al alfa a su lado, demasiado cerca, y con una expresión extrañamente tensa.— ¿Eres un jodido loco que espías a las personas mientras duermen? ¿Sabes los espeluznante que es eso? Solo te faltaba un cuchillo para convertir está escena en una mala historia de terror.— Bufó, sus ojos observaron un poco más al castaño y se abrieron con incredulidad al ver su manta en una de sus manos.— ¡Fuiste tu! Ahora, además de espía eres un ladrón, menudo historial de mierda.— Gruño y sus luceros nuevamente se conectaron con los suyos pero todo seguía igual, Jeon no se movió ni un centímetro, tampoco dejo de mirarlo con esa expresión tensa y esos ojos que estaban carentes de su brillo característico, siendo solo dos profundos focos de oscuridad.— Hombre, contesta.— Pasó una mano frente a su rostro pero este siquiera se inmutó, seguía observándolo fijamente.— Te daré una patada si sigues viéndome con esa cara de idiota.

¡¿Soy un omega?! • KOOKMINWhere stories live. Discover now