Capítulo 24

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⚠️Advertencia: Contenido sexual. Pueden saltarse el capítulo si no es de su agrado este tipo de lectura.⚠️


Las lobas merodearon, hambrientas la una de la otra. Mina besaba el cuello de su amante con devoción, la adoraba más que a su propia vida, pronto, Nayeon decidió tomar el control por un rato, a pesar de ser omega, tomar las riendas era su fuerte, algo que desconcertaba y excitaba a Myoui al mismo tiempo.

Giró, despacio, quedando encima de su compañera, sentía inmensas ganas de explorarla, tan grandes que opacaron su timidez. Besó su cuello, un beso, y otro, descendiendo a su pecho, dejando allí muchos besos pequeños, cariñosos.

Lamió el pezón rosado, erectando ese delicado botón. Mina jadeaba ante las acciones de la contraria, suspirando, sintiendo la dureza en sus pantalones crecer sin control.

Nayeon alternaba entre besos, lamidas y suaves succiones en la piel blanquecina, la lengua húmeda dibujo a detalle el hueco del ombligo, recordando cómo se sintió cuando recibió ese placer en la cocina.

―Na-Nayeon... ―Esta vez su alfa gimió, y la nombrada adoró en demasía como sonaba eso.

Desprendió los botones del pantalón, bajando un poco este; Im llevaba un pantalón de chandal, jalo del elástico, sexy, bajándose el pantalón, y poco después se encontró moviendo sus caderas sobre la pelvis de la alfa, rozando los redondos glúteos contra la excitada entrepierna de su pareja.

―H-Hay algo que tu dulce boca...debería hacer por mí, bonita. ―murmuró jadeante.

Mina alejó a su omega, quedando las dos de rodillas en la cama, la primera no tardó en desnudarse por completo, mostrando su erecto miembro, Nayeon comprendió de inmediato, fue besada con dulzura por la alfa, quien luego la condujo a su entrepierna, le observó abrir su boca rosada y besar todo el glande, para delinear el falo entero con su lengua.

La imagen era realmente erótica, Mina reposaba sobre las almohadas, abierta de piernas, sosteniendo el cabello de Im con su mano, mientras la susodicha no dejaba de recibir el miembro erecto en su boca. El ritmo frenético tentaba a estar cerca del clímax. Pronto, Mina quitó su pene de la cavidad de la coreana, recostando a esta en la cama, como señal de que era su turno.

―Buena chica... ―susurró con la voz ronca, ―Muy buena... ―Degustaba el pezón derecho con la boca y el otro con la mano.

Realizó un húmedo recorrido en su abdomen, tal como si rememorara lo hecho en la cocina.

―Aquí fue donde me quedé... ―habló tirando del elástico de la ropa interior.

Se la quitó con los dientes, deslizando la prenda por sus piernas hasta retirarla. Separó las delgadas piernas y las colocó a cada lado de sus hombros, besando y mordiendo los muslos internos.

―Eres hermosa. ―Otro beso en el muslo, lamiendo cerca de su entrepierna. ―Todo tú es belleza pura.

Lamió los labios antes de tocar el clítoris, con la mano acarició de arriba hacia abajo, que lamiera y succionara su clítoris fue la gota acabó con su cordura. Nayeon estaba hecha un lío de gemidos, meciendo sus caderas adelante y atrás, buscando más de las maravillas que esa boca podía hacer.

Mina preparó dos dedos, y se apartó, acercándose a Nayeon.

―Lame mis dedos... ―pidió, sin creer que pudiera estar aún más dura al ver como Nayeon lo hacía, obediente y sexy.

Llevó esos mismos dedos a la entrada de la coreana, acariciando la zona palpitante, primero un dedo, mientras atendía sus pechos, penetraba la entrada sintiéndola suya. El segundo dedo culminó la preparación, moviéndose de formas sorprendentes.

Nayeon soltó un gran gemido cuando esos dedos llegaron a su punto más débil, masajeando y presionando su punto sensible. Gruñó levemente cuando los dedos fueron retirados, joder, aún estaba tan caliente.

Mina rio, amaba provocarla, la volteó, dejando a la castaña de espaldas y la increíble vista de su trasero elevado para sí misma. Acarició las nalgas, masajeándolas, disfrutando lo bien proporcionadas y suaves que eran.

Antes de hacer cualquier otra cosa, se acomodó sobre su espalda, repartiendo besos en el cuello.

―Iré lento, poco a poco, dime si duele mucho bebé.

Nayeon asintió a sus palabras, lista para sentirla, preguntándose cómo sería tenerla dentro. Mina entró, la punta terminó de expandir la entrada, el resto del pene fue empujado poco a poco, recibido por esa caliente cavidad, apretada. Esperó unos minutos a que su omega se acostumbrara, ninguna de las dos había tenido sexo en mucho tiempo, ahora sus lobas hambrientas pedían más, tanto como pudieran obtener.

―Ah~ Mi-Mina... ―gimió extasiada.

―A-Alfa, dime Alfa. ―pidió entre gemidos de placer.

―Alfa...mi Alfa... ―gimió en alto para que pudiera escucharla.

Mina sonrió orgullosa.

―Mi hermosa omega. ―besó sus labios, la pasión mezclada con el amor hacia de un beso el acto más increíble.

Sus cuerpos se buscaban con frenesí, moviéndose juntos, hasta que los músculos se agotaran.

―M-Me v-vengo ―anunció Nayeon.

En ese instante Mina supo lo que debía hacer, posó sus labios sobre el cuello de la coreana, los colmillos se asomaron, incrustándose en la piel. Se contuvo de no enterrarse en lo más profundo, sólo lo suficiente para mantenerla a salvo.

Nayeon jadeó, aferrada a las sábanas, exprimiendo estas con sus manos cerradas. Alfa y omega se corrieron, experimentando el mejor orgasmo juntas.

La alfa tembló cuando su nudo se expandió dentro de la omega, dejó besos en su espalda, y le miró sonriendo, exhausta, feliz, enamorada inclusive.

―Parece que haré realidad lo que te dije en el hospital. ―su comentario hizo reír a una agitada Nayeon.

―Esperemos que sí ―sonrió.

Mina se movió con mucho cuidado, estirando la sábana para que pudieran cubrirse las dos.

―Descansa un rato... ―Acercó los labios al oído ajeno. ―Te amo Nayeon.

Una descarga eléctrica recorrió su espina dorsal cuando le escuchó decir esas palabras. Respiró y miró a su alfa.

―Te amo Mina.

Ese era un trato implícito de sinceridad y sentimientos encontrados, lo que tanto habían estado buscando, el primer "Te amo" de las dos.

Infidelidad [Adaptación Minayeon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora