Capítulo 19

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Londres, Inglaterra

Ciara

El clima en Londres estaba algo rebelde los últimos días, a veces hacía frío, y otras salía el sol por poco tiempo. Los días aquí se habían vuelto una rutina, levantarme, trabajar, regresar a casa comer y dormir, era algo monótono cuando no tenías con quién hablar, ni con quién pasar el tiempo.

Desde que me fuí de Gardenia no había querido saber de nadie, aunque no tenía amigos allí, sabía que ahora las redes estaban colapsadas por el compromiso de Brandon y Eva, era algo que siempre que lo veía mi estómago se estrujaba y mi corazón comenzaba a latir con fuerza. Se sentía aún latente sus palabras resonando en mi cabeza.

Me sentía triste aún, pero no quería que la soledad me deprimiera más, habían pasado muchas cosas antes de estar con él y ninguna logró derribarme, esto tampoco sería la excepción.

Salí de la tienda y caminé por la acera llevando algo de frutas y verduras para dejar en casa. Crucé la calle sin mirar a los lados hasta que el sonido de un claxon me hizo soltar las bolsas asustada, caí al suelo por la impresión y tosí varias veces comenzando a meter las cosas en la bolsa.

Sé que estaba triste, pero aún no quería morir.

La puerta del auto se abrió y observé los zapatos de un hombre acercarse hacia mí, se arrodilló y tomó una manzana tirándola a mi lado.

—Deberías mirar a los lados antes de cruzar, pude haberte arrollado o alguien te hubiera hecho daño.

Esa voz.

Lo miré lentamente y me encontré con el rostro de Noah, me dio una sonrisa y se la devolví poniéndome de pie con las bolsas. Ahora no quería saber nada de nadie, si venía a restregarme en la cara que Brandon y Eva estaban juntos podía irse por donde vino.

Intenté caminar lejos, pero agarró mi brazo dándome la vuelta.

—¿Quieres que te lleve?

—No, yo puedo llegar sola a mi casa, gracias de todos modos.

—No vine aquí a decirte nada de Brandon, tranquila, estoy de vacaciones por aquí y te encontré de la nada. Déjame llevarte a tu casa.

¿Debería aceptar?

—Yo...

—Por favor.

—Está bien.

Se acercó a su auto y abrió la puerta para que yo pudiera entrar, me acomodé en el asiento del copiloto y espere que él comenzará a conducir.

—Es el conjunto principal.

—Bonito lugar para vivir.

—Si.

Estaba tensa, solo quería llegar a casa.

Al llegar allí él se bajó a abrirme la puerta y salí del auto.

—Gracias, he... no se si quieres pasar a tomar algo o tal vez tienes prisa.

—Acepto tu propuesta—Me guiñó el ojo y se puso a mi lado.

Ambos caminamos a la par hasta por fin poder entrar a mi apartamento, cerré la puerta dejando las compras en el suelo y él siguió a mi lado hasta que le señalé la sala para que pudiera sentarse.

—Solo tengo jugo de naranja y agua, no tengo nada de bebidas alcohólicas si esperas algo puedo traerte una cerveza o comprar champagne.

—No te preocupes, tomaré jugo de naranja.

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