03

1.7K 204 6
                                    

—¿Has tenido algún pensamiento intrusivo en estos días?—

Era una pregunta demasiado difícil de contestar, recién llevaba dos semanas sin ningún tipo de misión más que revisar algún que otro papel en el ministerio.

—Algunos... A veces...— pero si quería cooperar para sanar, debía de hablar sobre cosas incómodas.

El psicomago estaba atento a lo que decía, describía las razones por las cuáles pasaba eso, algunas por un complejo de culpa y también ese odio a sí mismo que ocultaba de los demás.

—Normalmente una persona cree que el mundo es malo, pero no es así, hay cosas buenas y por supuesto, no digo que todo llegué a ser perfecto, pero debemos trabajar en esos pensamientos—

Harry lo sabía, a pesar de que la guerra había finalizado, todavía tenía ese pequeño niño interior sin sanar, a ese niño que le hacían creer era un fenómeno, que no merecía ser querido, que le hacían trabajar en tareas del hogar como si no fuera un pequeño.

Estaba estancado, claro, su terapeuta había encontrado alguno que otro patrón infantil, emocionarse demás por algo o incluso llegar a dar leves saltitos en su sitio por si había algo emocionante.

—Y sé qué esto es un tema incómodo, pero tenemos que hablar de tú última relación—

Eso era mucho más horrible de pensar.

Comenzó a salir con la Omega Ginevra Weasley desde quinto año, al parecer todo iba bien y se habían planteado el casarse, incluso tenían una casa al final, pero al parecer el respetarla solo hizo que lo engañará en ese tiempo al menos con 2 o 3 hombres diferentes, solo la había descubierto el día que había llegado más temprano a dónde le llamaban "su hogar", por supuesto, al parecer la Weasley solo quería estar a su lado por ser "el niño que vivió", pero cuándo se dió cuenta del chico inseguro, con problemas de ira, que era constantemente atacado por sus pesadillas, se había decepcionado.

—Me hizo creer que no soy suficiente para nadie, si se acercan a mí, solo verán al niño que vivió y venció, pero no les gusta conocer al verdadero Harry, a nadie le gusta un hombre inseguro, ¿No?—

Decirlo de esa forma, le dolía, dolía demasiado.

—Eres Harry Potter, muchos estarán detrás suyo solo por tú nombre, pero es tú decisión también de quiénes quieres que estén a tú lado, los amigos que me has comentado siempre han estado contigo, apoyándote en todo lo necesario, ¿Recuerdas lo que te había dicho?—

—Debo ver las señales de cuándo alguien quiera acercarse para ser mi amigo—

—Y notar cuáles son los peligros si no es así, no siempre será una guerra, algunos podrían decepcionarte en el camino, otros solo te intimidarían por envidia, debes saber que no todos quiénes te rodean son buenos, tampoco los que están al exterior—

Eso lo sabía perfectamente, pero le daba miedo.

Era irónico que nunca tuvo miedo de enfrentar a Voldemort pero le daba terror socializar con otras personas.

—El avance sobre las pesadillas es el más prometedor, aunque no debes abusar de la poción sin-sueño, recuerda que puede llegar a volverse adictiva y no sería bueno para tu salud física—

—Lo entiendo—

Y vaya que lo hacía, después de su último intento de terminar con su vida, no era buena idea volver a ser adicto a algo.

—Es todo por hoy, les haré pasar la receta de la poción qué necesitas al igual que debes suministrar bien las dosis, ¿Entendido?—

Harry dijo que si, suspirando, al menos en esa sesión no había llorado, había podido hablar con calma sobre todo aquello que su mente le atormentaba.

El Omega Perfecto [Completo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora