PELIGRO

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- ¿Casarnos?

El hombre la mira extrañado por la repentina pregunta, clavando su mirada en la de la castaña que mueve sus manos nerviosa esperando una respuesta. La verdad es que nunca lo había pensado, aunque debería haberlo hecho.

El matrimonio en el cielo no es muy común. Prefieren el amor libre y sin complicaciones. O eso dicen. Sobre todo cuando los pocos matrimonios entre Dioses han salido tan mal. Mentiras, envidias, infidelidades y venganzas.

Todo un drama.

Bastián recuerda la historia de la Diosa de la Vida. Y con ella el tema de su alma gemela.

Zahira es su pareja, su media naranja, su todo. Y debió de haber pensado que tendría que desposarla como marcan sus costumbres. Las costumbres de los mortales a las que todavía no se habitúa.

La mujer espera la respuesta, perdiendo todo el sueño, mirandola con esos ojos grises y tristes que esperan no haberse equivocado habiendo sacado el tema. Que esperan no haberse equivocado eligiendo hombre.

Su unión no ha sido la más habitual y ellos lo saben. Rindiendose al amor pocas semanas después de conocerse, sin estar comprometidos de ninguna forma. Siendo él un Dios sin que ella lo sepa. Escondidos, de alguna manera, sin el apoyo de nadie. Puesto que su padre lo desaprueba y Ismael parece tener algo en contra.

Y eso que no se imaginan lo que los Dioses tiene planeado para ellos.

Y además ahora ella le pide matrimonio, cuando debería ser al revés.

No. No es nada convencional.

Pero una sonrisa ladeada surge en su rostro ante la idea. Sonrisa que tranquiliza de inmediato a la joven y que imita sin poder evitarlo. 

Bastián la abraza contra su pecho y la castaña se deja, reciviendolo aliviada.

- ¿Eso es un sí?- Susurra ella haciendo cosquillas sobre su piel.

Por un momento pensó que le diría que no. Que solo había sido una divertida aventura en otro país y que volvería a su hogar sin ella. Que sería capáz de mentirle de esa manera.

Que fué una nercia. Como le dijo su padre.

Pero no. El hombre maravilloso a su lado ha superado sus expectativas. Llegó sin avisar y muy rápido. Si. Pero llenando un hueco en su corazón que, sin saberlo, buscaba un dueño.

- Está bien. Si es importante para ti, nos casaremos.- Termina confiermando besando su cabello.- Aunque no necesito ningún papel o ley que diga que eres mía, Zahira. Siempre lo serás.

Las mejillas de ella arden ante la intensidad con la que lo dice y no tarda en lanzarse a sus labios de nuevo.

Sellando un pacto, un compromiso, que los hace sentír aún más unídos.

Pero que a la vez, sin saberlo, los acerca más a tan terrible final.

******************************

Zahira avanza contenta a saltitos hasta su pequeña casa. Dos pasos más atrás, Bastián la observa feliz contagiado por su energía y cuidando su espalda. Con la típica tranquilidad que lo caracteríza, y que ella le trasmite.

La joven muere por contarle a su padre que se casará. Por demostrarle que ella tenía razón al confiar en el gran hombre que simepre le acompaña y por confirmarle que su apellido no está manchado. Como a él tanto le preocupaba.

Aún así, está nerviosa por la presentación formal de su... ¿pormetido? Se gira mirnadolo de reojo, al castaño que tranquilo le sonríe. 

Suena extraño. Pero es lo que son. Una pareja.

- Quedate aquí.- Le manda ella cuando llegan a la puerta de la pequeña cabaña junto a la floristería.- Quiero entrar primero yo.

"Para ver si es buen momento." Quiere añadir, pero se calla. Sabiendo que a estas horas de la tarde, cercanas al atardecer, su padre suele haber terminado con, por lo menos, una de las botellas de vino.

Segura de que lo encontrará murmurando, sin casi comprender sus palabras, cuanto hecha de menos a su mujer contra la nada.

Bastián asiente no muy seguro. Mientras una sensación extraña se instaura en él de repente. Perdiendo toda la tranquilidad e ilusión anterior de golpe.

La casa parece cerrada y demasiado silenciosa. La tarde parece fría y lúgubre. Como si algún poder oscuro rondase los alrededores de la cabaña.

- ¿Estás segura?- Insiste mientras Zahira se acerca con pasos enérgicos hasta la puerta. Sintiendo la necesidad de mantenerla a su lado. De protegerla aunque no sabe de que.

Pero, cuando quiere insistir de nuevo, ella ya se ha colado dentro de la cabaña, dirigiendole solo una linda sonrisa. Y cierra la puerta tras ella dejandolo ahí, impaciente y todavía con esa mala sensación en su pecho.

- ¡Padre!- Llama la hija entrando al salón con una sonrisa.

Pero ahí no está. Ni siquiera está encendida la pequeña chimenea de la esquina, ni las velas sobre la gastada mesa.

Extrañada, Zahira revisa de mismo modo las cocina de un solo vistazo, pues la casa no es muy grande, pero nada. No hay ni rastro del fronido hombre de barba canosa. 

Confundida, camina hasta los dormitorios. Primero el de él y luego el suyo. Pero del mismo modo los dos están vacíos. De una forma tan tétrica, que parece que nadie ha vivido en esa casa en años. Cuando no es así. Cuando se supone que su anciano padre debería estar ahí esperando a que le sirva la cena como cada noche.

De repente, de vuelta en el salón, una corriente de aire frío la hace temblar. Un sonído espeluznante. Como si el aire le susurrase. ¿Se ha entretenido en la tienda? ¿Se ha dejado una ventana abierta?

- Papá, ¿Estás ahí?- Le tiembla la voz a pesar de querer sonas segura. A pesar de recordarse que nadie ha podido entrar en la cabaña.

De nuevo sin respuesta. Nada más que un nuevo soplo de viento que le eriza la piel.

Su propia casa comienza a darle miedo. El mismo mal presentimiento que tuvo Bastián le llega ahora a ella. Así que, inmediatamente y con piernas temblorosas, se dispone a abandonar la vivienda.

Con zancadas rápidas y sin querer mirar atrás, comprendiendo que su padre no está aquí, vuelve sobre sus pasos. 

Está rozando el pomo con la punta de sus dedos, cuando una terrible sombra se cierne sobre ella por la espalda.

Zahira va a gritar, a todo pulmón, sintiendo estar frente a la mismísima muerte. Pero no le da tiempo cuando aquel ser tapa su boca con sus delgados de dos grises y tira de ella hacia el interior de la vivienda.

Haciendola desaparecer.

Así duelen las floresحيث تعيش القصص. اكتشف الآن