Travesía VIII

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Flores de Amor

Summary: Sonriendo Adrien recordó ese día, ambos nerviosos y más felices que nunca, ahí en medio del altar decorado con hermosas flores de su amor; tulipanes, las cuales también fueron de inspiración para el velo y encaje del vestido de su boda. Pidiendo y rogando que eso no fuera un sueño o un producto de anhelo por pare del poder del cerdo como en sus tiempos de juveniles.

[...]

Los tulipanes sueles ser las flores más románticas para la naturaleza, eran tan elegantes, bellas e incluso tiernas que permitían que estas fueran apreciada y queridas por muchos.

Para Adrien estos bellos especímenes eran un claro recuerdo de la mujer que amaba, más aún cuando esta lo utilizo de referencia en el vestido de color hueso que porto para el día en donde se hicieron marido y mujer en el altar de la hermosa iglesia de Notre Dame.

—Por favor, me llavera cuatro de esos arreglos —pidió en hombre de cabellera rubia al vendedor de mayor edad.

—Excelente elección caballero, estoy seguro que a sus seres queridos tendrán el corazón alegre con ellos.

—Si... a ella le gustaran mucho.

Adrien observo aquel ramo e intentaba no caer de ánimo, se lo había prometido a ella, a su familia y amigos, no deseaba romper esa promesa, aunque en verdad intentaba con todas sus fuerzas seguir adelante, ella misma le dijo que esto tardaría pero que regresaría con él.

De regreso en aquella mansión de la familia Agreste el ambiente intentaba llevarse lo mejor posible, con su madre y tía ahí la casa aún se mantenía con brillo y alegría, con su primo y esposa; que por cierto era una de sus confidentes; la morada a la que pertenecía aún no se iba a grises y oscuro.

Saludando a todos y subiendo directamente a su habitación lo recibió el silencio, pero el cálido resplandor de la una mujer durmiendo en su cama mientras su madre revisaba sus signos vitales.

—Mi pequeño príncipe —saludó la mujer idéntica al hombre mientras lo abrazaba y besaba su frente— ¡Vaya! ¡Que hermoso obsequio querido!

—Gracias madre.

La mujer vio a su hijo y le sonrió con fuerza.

—Ella las amará mucho, las sentirá muy cerca.

—Lo sé, hay unas para ti y tía Amelie y Kagami, Félix las tiene.

Besando la mejilla de su adorado hijo, la mujer agradeció y salió del lugar, sabía que su hijo necesitaba estar a solas con la que era su esposa. Adrien vio como su madre salía del lugar y él se iba hacia una mesa en la cual había unas rosas las cuales estaban por secarse y por las cuales cambio a los bellos tulipanes rojos que había conseguido.

—Espero que te gusten —comentó el hombre mientras caminaba hacia la mujer dormida y se sentaba a su lado y besaba su mano y su frente—, cuando las vi recordé el vestido que llevabas puesto en nuestra boda.

Sonriendo Adrien recordó ese día, ambos nerviosos y más felices que nunca, ahí en medio del altar decorado con hermosas flores de su amor; tulipanes, las cuales también fueron de inspiración para el velo y encaje del vestido de su boda. Pidiendo y rogando que eso no fuera un sueño o un producto de anhelo por pare del poder del cerdo como en sus tiempos de juveniles.

—Si esto es un sueño o alguna ilusión de júbilo, por favor, no me despiertes, ya no lo soportaría —comentó el joven de cabellera rubia mientras se acercaba a la joven de cabellera azabache que le sonreía.

Marinette lo tomo de las mejillas y con toda la valentía que ella solía tener oculta lo beso.

Uno suave y con gran valor.

—No es una ilusión esto es real, lo nuestro es real.

Y fuer ahora Adrien quien con fuerza la agarró de la cintura y la beso con fuerza y paciencia, sellando su unión a los ojos de familiares y amigos.

—Sabes, toda la ciudad espera que estés mejor, muchas personas incluso esperan algo impacientes que ya vuelvas, que la chica de la máscara vuelva.

La vista de Adrien fue directo a las ojeras de la joven donde unos aretes permanecían negros por completo.

—Toda la ciudad te extraña, no hay día que tus padres vengan y pregunten como estas.

Marinette que yacía inconsciente en aquella cama daba una figura durmiente muy hermosa, tanto que incluso Adrien se preguntaba si así se solía ver su esposa, mayormente él era el que se quedaba dormido primero.

—Los chicos siempre vienen y están conmigo, mi madre no hay día que me recuerda que me ama y estará conmigo y que despertaras —cristales salados salieron de las esmeraldas del hombre.

—Sé que puedes escucharme, incluso ahora sé que no estas... no puedo ni pronunciarlo porque sé que no es así, pero te pido que ya despiertes, Marinette. Es suficiente de dormir, por favor... —Con Adrien derramando lagrimas mientras apoyaba su cabeza en el pecho de su amada—. Tu gatito que extraña, mi lady. Por favor princesa, este príncipe espera a que despiertes.

[...]





Cualquier duda, queja, lloro o lamento a mis redes. 

Nos vemos en las tiras cómicas. 

 

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Travesías de CupidoWhere stories live. Discover now