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Minho escuchó como las llaves se insertaban en la cerradura, seguido de unas risas. Dejó al gatito durmiendo a un lado suyo y apagó la televisión, dándose cuenta que eran las una y media de la madrugada, ¿cómo era posible que el hambre no lo haya matado aún?

Se apoyó en el sofá y pegó la vista al suelo, escuchando como Jisung se despedía de Soobin, antes de que el silencio se haga presente, entonces, se dió cuenta, que se estaban besando. ¿Estaba bien, no? Era decir, estaba estupendo, solo que él no estaba listo para saber o ver esas cosas, porque muy dentro de él, a pesar de que no era lo que debían hacer, deseaba con todo su corazón sanar y poder tener una relación sana.

Pero a medida que los días iban pasando, aquella realidad externa a todo lo que sucedió por su culpa, se iba disipando. Así cómo el hielo se derretia al sol, o cómo los pétalos de una flor se desprendian uno por uno por el viento...

Largó un suspiro, ¿algún dia iba a mejorar? Porque si él no avanzaba, no tenía porqué tener a Jisung pendiendo de una cuerda.

Era Minho el que iba a caer.

La puerta se cerró y no se animó a levantar la cabeza, no podía mirarlo. Sin embargo, fue Jisung quién se acercó y llevo sus manos hacia su rostro para poder verle los ojos, eran unos tristes. Completamente llenos de tristeza.

—Estás pálido —susurro—. Tienes ojeras y tus mejillas se han reducido... ¿no has comido? Recuerdo que te pasaba en época de exámenes, siempre olvidabas comer.

—Estoy bien...

Jisung negó. Hay algo que Minho no se habia dado cuenta en todo el transcurso de su relación y era que Jisung siempre supo cuando el mayor mentía.

Siempre.

—Fuimos al cine... sé que no tienes por qué saberlo, pero, no hemos cenado, ya que la película duró más de lo esperado... ¿quieres que prepare algo para comer? Aún así, lo haré, así que no necesito que me respondas —mintió.

Fueron a cenar, y jamás comió tanto en su vida, pero sabía que Minho no rompería su orgullo para decir que sí tenía hambre. Así que solo prepararía algo sencillo pero a la vez delicioso y lo comería junto a él, a pesar de que estuviese a punto de explotar.

—No es necesario —musitó—. Me iré... ahora.

Trató de alejarse, pero Jisung lo detuvo al agarrar su mano.

—Sé que debemos estar lejos el uno del otro, pero en serio, es peligroso que andes solo. Y tengo hambre, así que me acompañaras a cenar —sentenció, antes de perderse por la cocina.

Minho entendió a la perfección lo que pasaba: no era bueno ocultando sus problemas o Jisung lo conocía cómo si fuese la palma de su mano.

Largó un suspiro, resignado y con un agujero en el estómago, se acercó a la cocina, al menos iba ayudarlo, pero no sabía como Jisung iba a comer otra vez, porque si había algo que el menor no sabia, es que Minho también se daba cuenta de cuando él mentía.

Dejando atrás aquello, y para sumirse en otro pozo de oscuridad y en un tema que a él no le tendría por qué importar, porque ya no eran nada... Jisung sí se besó con Soobin. Lo pudo notar por el labial un poco corrido, además de sus labios rojos y un poco hinchados. Conocía a Han de una manera espectacular, de hecho, desde que terminaron, pudo ver cosas en él que jamás vió, por ende, eso de los belfos hinchados, lo sabía a la perfección. Solo se le hinchaban de esa manera cuando eran mordidos.

Y no supo lo que más le enojó, si el hecho de que quería morderlos con todas sus ansias o el hecho de que jamás pudo verlo.

━ 𝐶𝑜𝑚𝑝𝑎𝑟𝑖𝑠𝑜𝑛 ⋮⋮⋮ 𝑀𝑖𝑛𝑆𝑢𝑛𝑔Where stories live. Discover now