Capítulo VIII

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! | Advertencias: Contenido sexual explícito.

[ 玄 ]

Sin despegar su mirada de los ojos de Dazai, Chuuya procedió a continuar desvistiéndose lentamente, retirándose su camiseta y jugando después un poco con su cabello, meneando éste con lentitud, para luego darle la espalda al castaño, el cual, no despegaba sus ojos del pelirrojo.

Dedicándole una provocativa sonrisa por el espejo, Chuuya se inclinó un poco, bajando lentamente por sus piernas la última prenda que le quedaba, dándole una perfecta vista de su desnudo trasero a Dazai.

–Santa mierda, que lindo trasero, chibi. –Dazai enarca una ceja y lame su labios, ampliando su sonrisa un poco después.– Mh, harás que me ponga duro. Lo sabes, ¿cierto?

El castaño se levantó de donde se encontraba sentado y tomó una de las toallas. Se acercó a Chuuya cual cazador a su presa y lo abrazó por detrás, presionando su entrepierna contra la retaguardia del más bajo y procediendo a depositar un suave beso en su hombro desnudo, sintiéndose dichoso al sentir el estremecimiento del pelirrojo.

–Volveré en veinte minutos para darte una muda de ropa, cariño. –Dazai acomoda uno de los mechones del pelirrojo y, sin más, sale de la habitación.–

Chuuya se encontraba perplejo, por un segundo creyó que Dazai lo empotraría contra el lavamanos y lo tomaría allí mismo, pero no fue así.

¿Qué...-?

Mientras tanto, fuera del cuarto de baño se encontraba un pensativo Dazai. Se dirigió hasta el salón y, dejándose caer en el sofá, suspiró. Efectivamente, se encontraba duro, pero pese a lo que pensaba Chuuya con respecto a que era un supuesto violador, no tomaría por la fuerza al más bajo.

Chuuya, Chuuya. ¿Tienes idea de lo mucho que me pones?

Consideró seriamente el hecho de darse una buena paja mientras Chuuya terminaba de ducharse, pero a su mente comenzaron a llegar varios recuerdos sobre lo que los demás pensaban sobre él, los policías, todos, inclusive Chuuya.

Un violador, ¿eh?

Soltó una burlona risa y procedió a encender uno de sus cigarrillos, mirando hacia la ventana. Si tan sólo supieran que las violaciones le parecían sumamente disgustantes y enfermas. De hecho, odiaba a muerte a todos aquellos que se dedicaban a eso por su aparente necesidad sexual.

Frunció el ceño. Era capaz de aceptar el hecho de que los demás pensaran que era un secuestrador porque todas las personas que en algún momento se habían relacionado con él, terminaban desapareciendo "misteriosamente". Había sido así desde hace ya varios años, admitía que, con el tiempo, había decidido aceptar su destino. Le parecía sumamente entretenido jugar con la policía de Yokohama. Sin embargo, jamás dejó de ser consciente de que alguien estaba tratando de joderle la vida. ¿Quién? Tenía a varias personas en mente, pero, con el tiempo, terminaba descartandolas a todas, a todas excepto a una.

Dazai no era ningún santo, sin embargo, estaba libre de todo cargo que se le acusara con respecto a las aparentes violaciones y asesinatos. En cuanto a ciertos robos y vandalismo, era una historia completamente diferente. 

Suspiró.

Sí, le encantaba burlarse de los policías, encargándose él mismo, de vez en cuando, de enviarle a estos ciertas pistas sobre su paradero. Para él era como una especie de juego. Pero no iba a negar que les tenía cierto resentimiento debido a su abuso de poder en los últimos años. Muchas veces había deseado aparecerse un día en la comisaría y gritarles en cara lo inútiles que eran, persiguiendo al hombre equivocado todo este tiempo.

Kidnapper | soukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora