Capítulo 16

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-¿Me puedes volver a explicar por qué seguimos teniendo el árbol puesto si aquí la navidad se acabó hace días?

-Porque esta casa. Estas cuatro paredes son territorio español. Aquí la navidad se acaba el día siete de enero y esta noche vienen los reyes magos. -Lidia gesticula con las manos de manera exagerada -. Y te aviso que si mañana no hay un regalo para mi debajo del árbol me sentiré muy decepcionada. -Me mira con intención.

-Con los reyes magos.

-Y con su paje que vive conmigo.

-¿Eres consciente de lo triste que es celebrar los reyes sin roscón y solo dos personas no?

-Mejor eso que nada. -Se encoge de hombros -. Y esta noche te quiero dormida prontito.

Decido no seguir protestando. Habrá un regalo con su nombre debajo del árbol mañana. Así como al de Kai y Ava, aunque esos tendré que llevarlos luego a sus casas. Esta noche me dormiré temprano después de ver los muchísimos videos de mi sobrino en la cabalgata que le he exigido a mi hermana y muy seguramente de haberlos llorado todos.

***

Me despierta el sonido de voces. Miro el reloj alarmada. Marca poco más de las nueve. Lidia debe de haber hecho la fiesta larga y estar llegando a casa con compañía ahora. Después de salir de Stamford Bridge ayer yo vine a casa a cumplir sus órdenes pero ella decidió continuar la fiesta en otro sitio. Cierro los ojos para intentar dormir de nuevo. Ya que Lidia me obligó a pedirme el día libre en el trabajo me quedaré en la cama hasta tarde y luego pasaré a ver a Meredith y a los animales un rato.

No puedo volver a conciliar el sueño porque las voces se intensifican. Subiendo las escaleras. Resoplo. Mi compañera suele ser más silenciosa cuando trae acompañantes.

Unos golpecitos resuenan en mi puerta.

-Voy a entrar -avisa Lidia al otro lado de la puerta.

Su cabeza asoma a mi habitación.

-La gente llama para pedir permiso para entrar. No para avisar -protesto.

-Pensaba que seguías dormida.

-Imposible con todo el ruido que estáis haciendo tu amiguito y tu -riño.

Lidia suelta una sonora carcajada y pulsa el interruptor de la luz. El fogonazo me hace guiñar los ojos. Creo que me acaba de provocar ceguera permanente.

La puerta se abre completamente y detrás de mi amiga veo al dueño de la otra voz. Que resulta ser mi amiguito. Kai mantiene sus manos dentro de los bolsillos y una expresión que parece divertida y ¿Culpable? en su cara. Yo no estoy entendiendo absolutamente nada.

-Te damos tiempo para que salgas de la cama y te arregles. -Lidia empuja al chico en dirección, lejos de mi habitación -. No queremos que tardes. Que han venido los reyes - dice antes de que yo llegue a protestar. Como tenía pensado hacer. Esta chica a veces me conoce demasiado bien.

Bajo las escaleras vestida y peinada. O más bien con un chándal y un moño. La puerta que comunica con el salón está cerrada. Otra extrañeza que añadir a esta mañana. Nosotras siempre la dejamos abierta para poder cotillear desde el sofá de la entrada. La abro y me quedo pasmada debajo. Todos los amigos que he hecho en la ciudad están en mi casa. Sentados en las sillas o en el sofá. Y cuando digo todos es todos. Jonh está ahí sentado al lado de Mason Mount. Creo que incluso se han sonreído antes de girarse para mirarme sonriendo a mí.

-¿Qué ha pasado? ¿Se ha muerto alguien? -pregunto. Lidia vuelve a soltar una carcajada. Le lanzo una mirada que espero que sea fulminante. Porque no estoy segura que mi cara sea capaz de expresar ahora mismo algo que no sea sorpresa.

La Camiseta | Kai Havertz |Onde histórias criam vida. Descubra agora