Esta es la realidad

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Por fin concluye la primera parte de esta historia, ahora dará inicio la segunda en la que concluirá todo en una serie de combates muy cheveres. No creo que lleguen a ser 10 caps otra vez, a lo mucho serán ocho, ya veremos.

Gracias por seguir leyendo, por mucho que no sean demasiadas personas agradezco que estén atentos a lo que sucede. Recuerden votar y comentar que eso me alegra el día y me motiva a mejorar.

Sin más, empecemos.

...

Lilaine llevaba ya cinco minutos tratando de hacerlo, pero cuando parecía que no lo conseguiría, sucedió el milagro: convirtió una piedra en una hamburguesa con doble tocino, queso extra y carne en tres cuartos.

— ¡Sí que has mejorado! —exclamó Lloyd—. Esta vez si es carne real, la última vez estaba hecha de papel higiénico.

— Sabe tan bien —devoraba la comida que creó—. Como me encanta la comida rápida, y lo mejor es que no engordo.

— Sí, me pregunto a donde se irá toda esa grasa —dijo Sif, observando las tetas de la chica.

— Está genial, pero una hamburguesa no derrotará al presidente —mencionó Samuel, enojado.

— Parece que alguien está de mal humor porque su entrenamiento no sirve —dijo Lloyd, en tonó burlón.

— Nosotros no tenemos un aparato como el del presidente, soy un hibrido como cualquier otro mis genes mutantes están dormidos —respondió, frustrado—. Mejor alégrate de que sea así, si tuviera la velocidad de mi madre te pegaría una paliza antes de que parpadees.

— Tranquilo, de seguro eres rápido en otras cosas, por eso no has debido tener novia.

— ¡MOCOSO DE...!

— Cálmense las dos, señoritas —los separó Sif—. Recuerden que el señor Loud nos pidió entrenar juntos justamente para empezar a actuar como equipo. Si algo les llega a pasar a los adultos nosotros tendremos que proteger la tierra, no podemos pelearnos por tonterías.

— Lo dice la que se pelea con Lilaine como un par de gatas callejeras —dijo Samuel.

— ¡Eso no es verdad! —exclamaron las dos, al mirarse gruñeron como gatas.

— Mujeres, nunca se toleran.

— Ajá, Lloyd, como si tú y Samuel fueran amigos.

— Los hombres que se putean es porque se respetan, ¿cierto? —preguntó el peliblanco, el rubio asintió.

— Somos amigos desde que Lloyd me presentó a una bella dama llamada Vera Dijkmans. Ustedes deberían aprender de nosotros, inmaduras.

— ¡Ella es la inmadura! —señaló Sif a la pelirroja—. Se come todo lo que ve y no lava nada, deja su ropa sucia encima de la lavadora en vez de lavarla por si misma, y estoy muy segura de que no se baña a diario. Desde que despertó esos poderes de realidad anda muy creída.

— ¡Para tu información desde antes de tener poderes ya tenía la costumbre de no bañarme diariamente!

— Confirmo eso —dijo su hermano menor, tocándose la nariz.

— Esta es mi personalidad, puedes aceptarla o irte al demonio, perra.

— ¿Me dijiste perra? Tú, pedazo de zorra.

— Yo no soy una zorra —la transformó en dicho animal—. Tú sí.

— ¡MALDITA DESGRACIADA HAZME HUMANA DE NUEVO! —gritaba, gruñendo como una zorra.

— Mejor hago esto, ¡Ja!

Para su sorpresa, Sif reveló un espejo con el cual reflejó el rayo de Lilaine, haciendo que la peliblanca se convirtiera a si misma en una gata apestosa y toda descuidada.

L JusticeWhere stories live. Discover now