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Tal como prometió, Ranpo volvió a la panadería en otra ocasión; llamando a gritos el nombre de su nuevo amigo, tanto del abuelo como del chico.

—Entonces Dazai tropezó y cayó de cara en el lodo. —Ranpo rio fuerte, golpeando la mesa un poco en el proceso. Eso solo provocó que cayera un poco de la bebida de acompañamiento que tenía preparada en un pocillo. Y Poe fue el encargado de limpiar. —Vino a mí corriendo mientras lloraba. Tenía tres años.

Los primeros cinco minutos en los que Ranpo estuvo hablando, le parecieron un infierno a Poe. De solo pensar que alguien se ha colado en su pacífica vida es espeluznante, no le agrada la idea. Pero a medida que sigue la conversación, se da cuenta de que Ranpo hace lo que se le entra en gana, lo cual también es meterse en la vida de Poe como si fuera lo más normal del mundo.

Al parecer le agradó el ambiente de la panadería y era un escape para infartar a su nuevo soldado que le consiguieron apenas el anterior renunció. Simplemente era una buena forma de pasar el tiempo antes de que el señor feudal y su esposo lo castigaran por dicha actitud.

—¿Y no salió herido? —pregunta más cautivado el oyente.

—Nop. —Ranpo sacude la cabeza con un bocado todavía siendo triturado por sus dientes. —Solo estaba sucio, pero lo revisamos y no le pasó nada.

La charla hasta ahora eran recuentos de cosas que hayan ocurrido en su vida, siendo Ranpo de la realeza, esperaba un poco más de entusiasmo, sólo hablaba de lo mucho que le gusta molestar a los guardia y a algunas personas que considera estúpidas a más no poder.

—¿Entonces tú consideras que eres alguien inteligente, Ranpo-san? —se atreve, una vez más, a preguntar. No quiere dar pasos en falso en su amistad.

Y aunque sabe que es una pregunta estúpida -porque el niño de inmediato dedujo que él y su abuelo son extranjeros-, pretende hacerla para conocer más el tipo de persona que es Ranpo. Aunque se sintió igual de triste que el chico cuando bajó sus ojos a sus manos jugueteando entre ellas.

—Bueno... —sin duda eso ya es malo de por sí. Ranpo está indeciso de si es buena idea hablar de lo que sucede en su familia con alguien externo. Si no se conocen tan bien, podría usarlo en su contra algún día. Pero ya no importa, ideará un plan para eso por si ocurre, aunque duda de su necesidad futura. —Mori-san me dice, en repetidas ocasiones, que yo soy solo una persona más del montón. Sin embargo, ¡Fukuzawa-san me dice que soy especial y soy muy inteligente! —era clara la diferencia de tonalidades a la mención de un nombre y otro.

A Poe le tiembla el labio que quiere impedir abrir para que una cuestión salga de su boca sin pensarlo dos veces. Aunque retenerse ya cuenta como pensarlo un poco más a solo decirlo, así que está bien si opina al respecto como su amigo, ¿verdad?

—Pero, Ranpo-san, esa no fue mi pregunta. —sujeta una de las revoltosas manos del contrario, solo así hace que se detenga y lo vea a los ojos, o mejor dicho, al flequillo que le cubre los ojos. Sabe que los intenta buscar, pero su arbusto de cabello no es lo importante en estos momentos. —Yo pregunté si tú te consideras alguien inteligente. No pregunté por la opinión de otros.

—Yo...

Ranpo se le queda viendo, como si jamás en su vida le hubieran hecho esa pregunta. Era una pregunta simple que parecía estar acostumbrado a responder de la misma forma cada vez que alguien le pregunta; si es la misma fórmula eso lo desconoce, pero parece que las personas a su alrededor se conforman con tan nefasta respuesta.

Y de alguna manera está enojado con ese tal Mori-san por decirle esas cosas. ¿Es tan estúpido que no ve las habilidades que tiene Ranpo?

Volviendo al ojiverde -porque ahora sí sube el color de sus ojos-, tiene la mirada perdida, como si buscara pistas o respuestas en algún lugar del cosmos. Tal vez, le voló la mente con su pregunta.

| Soberanía De Amor | RanpoeWhere stories live. Discover now