Pensamiento ilusorio

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La primera vez que lo vi fue en un bar cerca de la Universidad. Algo en él llamó mi atención y fue en ese momento cuando comenzaron a surgir algunas sensaciones.

Por primera vez sentí esa mezcla de nervios y adrenalina al ver a alguien. Y no era para menos; al pasar a su lado, el nerviosismo invadía mi cuerpo.

Por primera vez sientes como el corazón se te acelera. ¿Te sientes torpe? Sí, también es una sensación que genera el amor. ¿Pero qué era el amor entonces si aún no lo había vivido?

Definitivamente no iba a ser la primera y última vez que lo iba a ver. Tenía que lograr al menos tenerlo un poco más cerca de mí y para ello algo tenía que planear.

Comencé a frecuentar el bar con más regularidad, siempre con la esperanza de verlo de nuevo. Y cuando lo hacía, mi corazón latía con fuerza y mi mente se llenaba de preguntas. ¿Quién era él? ¿Qué le gustaba? ¿Sería posible que algún día pudiéramos conocernos?

Lo quiero, lo necesito, y algún día, de alguna manera hablaré con él.

Él será el tipo de chico que siempre he estado esperando, y estaré segura que el es mi chico por las cosas que le gustará hacer, como caminar bajo la lluvia, mirar las estrellas más brillantes y sentirnos tan enamorados.

Cuando esté cerca de mi lo besaré, y cuando me deje, oh, lo extrañaré.
Aunque aún no estemos juntos, realmente no me importa, ya que se que tenemos mucho que compartir, como caminar bajo la lluvia.

El día en que lo conocí fue un día precioso, pero el principio de lo que vendría habido iniciado mucho antes, exactamente: la noche de fin de semestre.

Te acuestas a dormir, claro, como siempre, pero ya en el sueño tu cerebro crea historias, a veces tan buenas que todos quisiéramos que se hagan realidad. Pues bien, eso es justo lo que ha ocurrido, pero en este caso el sueño se hizo realidad de poco en poco.

Soy de esas personas tímidas bastante introvertidas e inexperta en los temas de cupido. La noche del día en que terminamos las clases, salí junto a mis amigas a platicar en el bar, esa noche hablamos de nuestros planes para vacaciones y de cómo nos iba en el amor, y es que sí, cada una de mis amigas tiene pareja todas ellas ya expertas en el amor, se han enamorado, se han separado y han encontrado nuevas relaciones. Ahí estaba yo, escuchándolas, pues ¿Cómo podría hablar del amor si nunca la había vivido?

Esa misma noche me quedé muy con el tema, me acosté pensando en todo lo que habíamos platicado; aunque no conozca el amor; Cada noche soñaba con mi chico ideal. El que yo aún no sabía que estaba muy cerca de conocer, tan cerca que después de las vacaciones daría un giro en mi vida....

TORBELLINO DE EMOCIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora