No te hagas ilusiones

40 3 0
                                    


4 años después...

Ha pasado un año desde que me dejaste.
En mi alma solo queda soledad; te amaba tanto, aún no puedo comprender por qué tuviste que marcharte. Mi vida no tiene sentido sin ti. Aún te extraño, desearía verte otra vez, escuchar tu voz, besar tus labios. Dondequiera que estés ahora, estoy segura de que me tienes presente.

Todo este año he intentado rehacer mi vida, he intentado borrar el recuerdo de nuestro amor. Ahora ya no siento nada, o bueno, casi nada...
Aún me acuerdo cuando un día me juraste que nunca me abandonarías. Es triste recordar cómo éramos tan felices, pero ahora ya no me importas tanto. Tus imágenes se han ido borrando, y pensar que siempre te amé como a nadie he amado jamás...

Cuando te marchaste, cambió mi vida. No sé si fue el destino o la casualidad. Solo sé que ya no estamos juntos, que ya no somos los mismos, que ya no hay vuelta atrás.

Solo recuerdo que estuve enamorada... de ti.

Regresemos al presente, cuando todo era felicidad y el amor invadía nuestros corazones.

Yo estaba emocionada por la fiesta, pero también tenía un poco de nervios. ¿Qué tal si a sus amigos no les agradaba? ¿O si ellos no me agradarían a mí? ¿O si había alguna ex novia de Sergio que quisiera arruinar nuestra relación? No quería pensar en eso, pero no podía evitarlo.

Decidí llamar a mis amigas para recordarles la fiesta y confirmar su asistencia. A lo que respondieron que ya estaban en la fiesta esperando por nosotros. Me sentí algo avergonzada, pero a la vez tranquila al saber que si estarían ahí.

Cuando llegamos a mi casa, me dispuse a buscar un vestido para la fiesta. Quería algo que fuera elegante pero no demasiado formal, algo que resaltara mi figura, pero no fuera vulgar, algo que fuera cómodo, pero no aburrido. Después de probarme varios vestidos, encontré el ideal. Era un vestido negro con un escote en V y una falda ajustada hasta las rodillas. Me quedaba perfecto y me hacía sentir sexy y segura.

Me maquillé con un estilo natural pero sofisticado, y me peiné con unas ondas sueltas. Me puse unos aretes de plata y el collar que Sergio me había regalado. Me miré al espejo y me sentí lista para la fiesta. Luego pasamos por la casa de Sergio para recoger algunas cosas.

Siguiente parada: la fiesta de Sergio.

En la fiesta de Sergio...

La fiesta era en una casa grande y lujosa. Había mucha gente, música, luces y bebidas.

Cuando entramos, nos recibieron con aplausos. El ambiente era muy animado, había muchas personas a las que no conocía. A medida que íbamos pasando, los invitados se nos acercaban para felicitar a Sergio por su cumpleaños. Sergio no perdía la oportunidad y me presentaba a cada uno de ellos como su novia. Todo iba bastante bien hasta que llegamos donde había una pareja mayor que nos miraba con curiosidad. Sergio se acercó a ellos y les saludó con un abrazo.

—Mamá, papá —les dijo con voz cariñosa—, quiero presentarles a Kristel, mi novia.

Enseguida me dio algo. Me quedé helada al escuchar eso. Jamás imaginé encontrarme a los papás de Sergio en la fiesta, y menos aún que nos tendríamos que presentar ante ellos. Todo fue tan espontáneo para mí; tenía que improvisar, como cuando te hacen una pregunta en una entrevista de trabajo y no tienes ni idea. Pero para mí era aún peor, era una situación aún más extrema, como cuando te das cuenta de que has mandado un mensaje erótico al grupo familiar.

TORBELLINO DE EMOCIONESWhere stories live. Discover now