«1-VIDRIOS ROTOS»

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Afuera pareciera que el cielo iba a caerse. Llueve demasiado, y dentro esta bastante calentito, aparte que tengo sobre mis manos una taza de café que endulce mis fosas nasales, y el humito abrazándome y dándome calor de a poco. El olor del café, y la fragancia del buzo de Jack de este desconocido; tiene un dulce aroma.

Él vuelve con su taza de café, y se sienta del otro lado del sofá dándome espacio. Suspira antes de mirarme.

—¿Mejor?

—Gracias de verdad. —Le regalo una sonrisa sincera. No se ha sobrepasado conmigo, ni tampoco me forzó a nada, mantuvo su distancia para no asustarme y tampoco ni hacerme sentir incómoda. Me ofreció su ropa, un baño de agua caliente, y una taza de café. — Me resulta raro... Esto.

—Lo sé pero estoy acostumbrado. —Habla como si siempre hospedará a personas que lo necesiten. —Estabas herida.

—No te preocupes, soy demasiado torpe.

—No me gustan para nada. —Bebe de su café. — ¿De quién te escapabas?

De mi novio.

—De alguien. —Bebo un poco. —Perdón...

—No, esta bien simplemente me preocupe por la forma en que estabas llorando y vi esas hematomas para nada agradable.

—¿A que te dedicas? —Intento evitar el tema sobre mis cicatrices y moretones.

—Estoy en el último año de Turismo.—Se acomoda en el sofá. —Me encantaría ser coordinador; hablar con los pasajeros, contar historias de cada lugar en el mundo, y también conocer, sería una aventura estupenda.

—Eso es genial.

—¿Tu? ¿Estudias, trabajas?

—Por ahora me encuentro en el inicio de mí carrera como Maestra Jardinera. —Sonrio. —Me encantaría estar con niños, jugar, enseñarles.

—Tienes pinta de que serás una buena maestra jardinera. —Deja su taza vacía. —¿Tienes novio? —Asiento. —¿No le molestará que estes en este lugar?

—No creo que le moleste.

Muerdo mí labio inferior.

—En realidad no es para nada celoso. —Intento ser divertida ante todo.

—Puedo prestarte mi teléfono...

—No, esta bien. — Dejo la taza vacía. —Creo que debería irme, la lluvia se detuvo.

—Tu vestido sigue mojado, puedes llevarte mi ropa.

—Prefiero llevarme el vestido, de verdad. — Me pongo de pie, y él hace lo mismo. — No quiero problemas.

—Entiendo.

Nos tomo quince minutos en que yo volviera a vestirme, me mirase al espejo que ninguna imperfección me delaté de que estuve hecha pedazos en la lluvia, congelada y llorando. Lo único que acepte de Jack fue un abrigo.

La ciudad nos vuelve a recibir con el frío, y el olor a tierra mojada. Mis labios tiemblan al igual que mis manos, no se si tengo miedo sobre lo que pasará cuando Lucca me vea en este estado, no tengo buena pinta aunque intenté arreglarme lo mejor posible.

—Es aquí. —Señalo el salón. Todavía sigue la música fuerte, seguramente todos estarán ebrios. —De verdad gracias Jack. —Le doy un beso en la mejilla. —Gracias algún día podré recompensarte.

—No hay de que. —Mira el salón, y frunce el ceño.

—¡Alice! — Muerdo el interior de mi mejilla. — ¡Mierda! ¿Donde estabas?

CICATRICES Where stories live. Discover now