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FELIX
Ni siquiera protestó cuando Hyunjin le arrebató el teléfono de la mano para poder ver él mismo lo que le había respondido su hermano, quedándose así, con el ceño extremadamente fruncido y los ojos clavados en su palma hacia arriba.
Hyunjin se había equivocado, algo que no le sorprendía en absoluto. Lo que sí que lo hacía era su propia cabeza al haberle permitido fantasear con que aquello podría haber salido bien de verdad.
Bueno, era todo culpa de Hyunjin, y Felix no admitía réplica ante ello ni en la soledad de su mente.
El mocoso lo había engatusado por completo al escucharlo con más atención de la que se había esperado, y cuando le había comentado la tontería, porque no había otra manera de calificarla y más viendo lo que acababa de pasar, de que seguro que a Changbin le gustaba de verdad, y no solo lo fingía como una broma como él había supuesto tras los últimos acontecimientos, su estupidez no había hecho más que elevarse más alto incluso que el edificio en el que ambos vivían.
—Tiene mucho sentido para mí. ¿Para ti no? Piénsalo: mi hermano no viene nunca, pero de pronto lo hace dos veces en menos de un año. En menos de dos meses. —Insistió Hyunjin, seguro—. Vale que la primera vez no fue por ti, pero estoy seguro de que has tenido mucho que ver con que aceptara volver tan pronto. Me apuesto lo que quieras a que no se irá de aquí sin verte.
