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CHANGBIN
—¡Bin! —gritó Hyunjin, y tanto su madre como él miraron rápidamente hacia la puerta todavía cerrada—. ¡VEN A VER ESTO! —volvió a gritar, sonando lo bastante lejos como para que Changbin se relajara, suponiendo que le estaba llamando desde su habitación.
Suspiró con pesadez, y evitó dirigir de nuevo los ojos hacia su madre mientras iba hacia la puerta, dejando el regalo atrás a propósito.
Se veía normal, como mucho algo mosqueado (o al menos eso esperaba), pero por dentro sentía como empezaba a agobiarse. Tenía la impresión de que debía salir de allí cuanto antes o terminaría haciendo una tontería.
—¿Es que tanto te cuesta hacer un último sacrificio? —preguntó ella con irritación, cuando Changbin apoyó una mano sobre el pomo de la puerta. Se congeló al instante—. No por mí, sino por él. Ambos hemos dado mucho para que tu hermano tenga una vida normal. ¿De verdad piensas echar a perder todo nuestro sufrimiento solo por llevarme la contraria?
—¿Nuestro? —preguntó en un susurro, incapaz de frenarse. Giró la cabeza por encima de uno de sus hombros y la miró, incrédulo—. ¡¿NUESTRO?!
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