Naruto ||Hijo de Shikamaru|| [PAUSADA]

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«Una esperanza»

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El aire meció algunos mechones de su cabello, soltando un pequeño suspiro, casi silencioso, opto por levantarse y caminar sin rumbo fijo. Estaba agotado, quería ser libre como un pájaro, sin preocupaciones, sin responsabilidades. Todo lo que escuchaba lo hacia sentirse cansado.

—¿A donde vas?

La nueva voz lo tomo desprevenido, no lo habia sentido, quizás por la misma razón de estar pensando y no mantenerse al pendiente de su entorno.

—Danzo-sama, es un gusto conocerlo. — Lentamente se dio la vuelta y se reverencio ante el anciano. — ¿Puedo ayudarle en algo? — Pregunto manteniendo una pose serena.

Sentia la mirada del hombre, analizándolo, sentia que trataba de ver hasta su alma. Una mirada penetrante y peligrosa. — Minato nos comento el accidente... que tuviste. — Naruto frunció su ceño ante el tono que habia utilizado. — ¿Qué fue precisamente lo que sucedió? No me creo el cuento de que fue un descontrol de chakra simple, eso que sucedió hace unos días fue fuerte y veloz. Fue como sentir como si el aire de este mundo nos abandonara, quizás ellos no los sintieron porque estuvieron cerca tuyo, pero lejos... — Murmuro caminando directo a sus ojos, con su bastón haciendo un pequeño sonido y del que comprobó que no le agradaba. —  Como sea. — Su mano se poso en el hombro derecho del menor. 

Sus ojos viajaron a diferentes lugares antes de posarse en la mirada analítica del consejero, el hombre no le agradaba ni para el caso, tenia ese aura de querer gobernar todo.

—Creo que... — Relamió sus labios antes de poner una pequeña mueca en su rostro, esa presión en su hombro le daba una mala espina. — Si Hokage-sama dijo que era eso, no dudo en su palabra, al final no quiero cometer insubordinación. — Murmuro alejándose de Danzo. — Si me disculpa, quiero caminar un poco. — Musito alejándose bajo la mirada hostigosa del hombre.

—Maldito mocoso.

Naruto apretó sus manos al todavía poder escuchar ese murmullo. — «Si, mira quien lo dice viejo maldito» — Pensó con desdén. 

Su ceño se frunció y no le quedo de otra que caminar en sentido contrario a donde quería ir, buscaría la terraza del hospital y bajaría de ella para dar un recorrido mas extenso, quizás podría comprar comida buena y comer otra cosa además de lo que le daban en el hospital, lo único bueno hasta el momento era la gelatina, aunque también ya empezaba a aburrirle.