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Un día nuevo que la familia Jacobs odiaba, más bien los hermanos. Hacia calor en la mañana, nadie pudo dormir bien.

El castaño se dio una ducha, se puso una ropa normal, algo básico para no tener que morir de calor pero que aún se veía bien.

Preparó su mochila, libros, audífonos, cargador, lapicera, teléfono, etc.
La escuela abría demasiado temprano, eran las 5 de la mañana y Karl quería seguir durmiendo.

Sus padres seguían dormidos, era raro tenerlos aún en casa en las mañanas, eso nunca sucedía.

Se fue más temprano que sus hermanos, sabía que podía ser peligroso ya que era un nuevo lugar completamente diferente y simplemente tenía a Google Maps en su teléfono con pocos datos y la mitad de la batería, aun así se fue.

Karl nunca pudo convivir con su familia, todos se veían al final del día en la noche y nisiquiera cenaban o hablaban juntos, siempre fueron distantes y ausentes entre sí. Menos su madre, la madre de Karl era realmente un amor y estaba para todos los de la familia y viceversa. Karl se dio cuenta que en esos días, meses o incluso años su familia y el iban a convivir más, no sabe si eso le alegraba o disgustaba.

Tratara divertirse en esa nueva escuela, a su manera.

Vio algunos mensajes de su hermano quejándose de irse sin ellos.

Ya estaba fuera de la escuela, habían unas cuantas personas que le miraban como si fuera un asqueroso alien, totalmente molesto.

Caminaba entre las personas ya estando dentro del edificio. Muchas veces chocaba o se perdía, no sabía donde estaba su aula ni la Oficina del director, parecía ser una mal mañana.

Cada vez había más gente mientras que Karl intentaba buscar la Oficina del director sin sufrir una vergüenza social o seguir chocando con más personas.

Después de mil horas (30 minutos) pudo encontrar la Oficina del director, entró. Esperaba ver a un hombre formal, mayor, atractivo, con barba y una posible adicción como el director Jschlatt de su escuela anterior.

En realidad había un señor que parecía padre de iglesia y otro que parecía ser de la tercera edad, estaban jugando a algo raro, Karl no sabia lo que era. Eran dos cartas grandes, los dos tenían una, mientras esas cartas tenían varias imágenes como una escalera, un señor de rojo, una luna, etc. Habían pedacitos de papel en algunas casillas.

Karl se les quedo viendo, no entendía nada y estaba realmente decepcionado.

—Debes ser el nuevo muchacho— el señor que parecía de iglesia le hablo de forma agradable, lástima que no procesó nada.

—¿Espera, que?

—Muchacho, las clases de inglés comienzan en dos horas— dijo sarcástico el señor de tercera edad por su habla inglesa.

—No, espera, no entiendo nada ¿Que mierda?— vio nuevamente su teléfono tratando de enviarle mensajes a su padre, pero los datos se terminaron. Confundido tratando de saber que era lo que decían, pues muchas cosas en su mente no lo dejaban analizar.

—Merlon, creo que este muchacho es angloparlante.

—Si, ya me di cuenta...— se levantó de su asiento —problema tuyo, eres el director— abandonó al señor dejándolo junto al angloparlante.

No entiendo ni una mierda— dijo mirándole aun al señor.

Ese padre de iglesia le señalo a la silla para que se sentara frente a él, lo cual hizo.

—Mira muchacho, mi inglés es muy crujiente así que voy a ser claro. Esta no es una escuela donde hablen inglés, algunos lo hacen pero no es su idioma nativo. Trataremos de darte clases de español, por estos días no tendrás pero ya más adelante podrás tomarlas. Si necesitas aprender, le puedes pedir a tus compañeros.— el señor empezó a escribir, supuso que era algo relacionado a todo esto —Un gusto, soy el director pero me puedes llamar Profeta.

El Profeta le despidió con una sonrisa agradable sin antes entregarle el horario de clases y a las aulas cuyas tenía que entrar, Karl salió rápido de la oficina mirando que clase le tocaba, claramente tenía que pedir ayuda para encontrar el aula, algo que no le gustaba.

Nada le gusta, nada de lo que estaba pasando, nada de lo que tendría que lidiar.

[•••]

Un buen rato CASI UNA HORA, falto a una clase solo porque no pudo encontrar el aula además de que se perdió como 10 veces en ese edificio.

Ya seguía la siguiente clase. Lo supo porque todos empezaron a salir de las aulas, por suerte siempre hay 10 minutos antes de entrar a una clase.

Nuevamente todos empezaban a empujarlo de un lado a otro por accidente, es demasiado estresante. Entre tantos empujes cayó al suelo de rodillas, humillante.

Al final, sus hermanos nunca llegaron a la escuela, no los vio por ninguna parte.

Tantas cosas que invadían en su mente, ni siquiera podía volver a estar de pie por los tantos estudiantes que pasaban.

—Eu ¿Todo bien?— una mano se posó en su hombro, al ver era de un chico de gafas, una gorra, sudadera —¿Te drogaste?

Volvio a estar de pie gracias al de gafas. Aprovecho para mostrarle el papelito y señalarle la aula de la segunda clase sin decir alguna palabra.

El de pelo negro tardo en entender pero aún así lo hizo.

—¿Eres nuevo, verdad?— pregunto al ver la confusión y poca experiencia del castaño.

—Bueno, ¿si? Realmente no entendí muy bien, pero soy el nuevo, si es eso lo que querias decir...— esperaba que el de gafas pudiera entender alguna palabra. Hubo un pequeño silencio entre los dos, solo entre ellos ya que los demás hacian mucho ruido.

—Si, no hay problema— habló en un inglés un poco mal pronunciado —Es la misma clase a la que voy, sígueme.

Karl se alegro, con gusto siguió al chico

Los dos andaban por los pasillos uno a lado del otro, Karl parecía aliviado de poder ir a su clase.

—¿Como te llamas?— nuevamente dijo con un inglés algo peculiar.

A Karl no le gustaba decir su nombre, pero aún así lo hacía, se hacía pasar por una persona educada.

—Karl, y tu?

Lindo nombre, soy Spreen— el castaño pudo entender lo primero, sabía lo básico.

—Un gusto Spreen, también tienes un nombre lindo— mencionó con una sonrisa amable, no mentía, Spreen se le hacía un nombre algo peculiar y lindo.

El de gafas le sonrió levemente.

—Ya llegamos. Siéntate en donde quieras y no te lies con nadie, todos pueden ser una mierda— dijo entrando junto al Jacobs y así irse a su asiento.

Para Karl, parecía ser un lugar divertido, un lugar en el que realmente se iba a divertir demasiado.

Eligió un asiento en frente, casi nadie estaba en esos asientos y claramente le vieron con rareza por la sonrisa y cara de niño bueno que llevaba restregada en el rostro.

Claro que Karl podía entender un poco de español, sus amigos le enseñaron más las clases raras que les daba el profesor de inglés en su otra escuela.

Entendió varias palabras que salían de la boca de los demás.

"Otro cerebro"

"Un inteligente más para jodernos los fines de semana"

"Un perfecto"

"Otro perro de los maestros, que lastima"

Más y más conversaciones, burlándose o haciendo chistes.

Oh, claro que les joderia los fines de semana.

Esta nueva forma de vivir contaba como una nueva vida temporal, asi que será diferente, ya es hora de que Karl pueda aumentar la diversión que sobrellevaba en su anterior hogar.

Aunque toda esta situación lo abrumaba, buscaria la manera de distraerse de todos esos problemas.

—Hola lindura— susurro una voz coqueta detrás de él.

Creo que esta historia me gusta, habrá más actualizaciónes aquí, perdón-

Drogadicto | OwenInDieWhere stories live. Discover now